MOTIVOS SOBRENATURALES DE LA ALEGRÍA

Vivimos el peso agobiante de unas normas muchas veces vistas como recargadas por nuestra tacañería espiritual. Y no hemos dejado que el alma se llene de las riquezas que el Misterio trajo a la tierra. Entonces, se anunció la paz para los hombres; y los hombres no llegaron a saborear aquella paz. Se abrió la etapa apostólica de Cristo con el anuncio de unas Bienaventuranzas que fueron una llamada a la felicidad. Y, abarcando gloriosamente todas las grandezas regaladas al hombre, el Apóstol predicó una y otra vez la alegría y la paz del corazón. Creo que ofendemos a Dios cuando le presentamos un rostro melancólico; porque Dios ama al que le sirve con gozo. Y la alegría de los cristianos debería ser la mejor predicación de la fe que produce la alegría: ¡Somos felices por el Dios que tenemos! Un Dios, cuyas manos llevan las riendas del mundo, sin que jamás tiemble su pulso, por una Providencia que cuenta los átomos y las estrellas y lo gobierna todo. Un Dios que, tomando en su voluntad el barro del hombre, le regala su propia paternidad haciéndole hijo suyo.

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