Lima, 15-05-2011 / Año 107 - Nº 5562

IV DOMINGO DE PASCUA
En medio de tantas ofertas (puertas que se nos abren), Jesús nos previene contra los "ladrones y salteadores", los que buscan apropiarse de nuestra libertad y obtener sus beneficios. Aprendamos a escuchar y reconocer la voz de Jesús para seguirlo sólo a Él.
PRIMERA LECTURA. Hch 2, 14a.36-41
Los Hechos, nos muestran a Pedro en el día de Pentecostés anunciando a Jesucristo. El pueblo acoge su predicación de corazón y se convierte al Señor.
"El día de Pentecostés, Pedro, de pie junto con los otros 11 apóstoles, pidió atención y les dirigió la palabra: -"Sepan con plena seguridad todos los israelitas que al mismo Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías". Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: -"¿Qué tenemos que hacer, hermanos?". Pedro les contestó: -"Conviértanse y bautícense todos en nombre de Jesucristo para que se les perdonen los pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos". Con estas y otras muchas razones les animaba, y los exhortaba diciendo: -"Pónganse a salvo de esta generación perversa". Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se le agregaron unas tres mil personas.
SALMO 220
Respondemos: "El Señor es mi Pastor, nada me falta"
SEGUNDA LECTURA: 1 Pe 2, 20b-25
San Pedro nos enseña a descubrir el sentido de nuestro caminar en la entrega de Cristo en la Cruz y solidarizarnos con Él en los momentos difíciles de nuestra vida.
"Queridos hermanos: Si, obrando bien, soportan ustedes el sufrimiento, esto es cosa bella ante Dios. Pues para esto han sido llamados, ya que también Cristo padeció por ustedes, dejándoles un ejemplo para que sigan sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas los han curado. Pues ustedes andaban antes como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas".
ALELUYA, ALELUYA
Yo soy el buen Pastor -dice el Señor-, conozco a mis ovejas, y las mías me conocen.
EVANGELIO. Jn 10, 1-10:
San Juan nos da a conocer una revelación profunda de Jesús a sus discípulos: ÉL es LA PUERTA por la que se entra a la verdadera vida y nos da los criterios para nuestra decisión final: ¡O CON ÉL, O CONTRA ÉL!
"En aquel tiempo dijo Jesús: -Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guardián, y las ovejas escuchan su voz, y Él va llamando por su nombre a las ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños". Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: -"Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mí se salvará y podrán entrar y salir, y encontrarán pastos. El ladrón no entra sino para robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia".

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