¡EXPERTOS EN COMUNICACION!
Estamos en una vertiginosa "carrera" de l
os Medios de Comunicación. No hay punto de comparación con el pasado. Con los celulares de ultimísima generación, "quien no corre, vuela". En un santiamén lo sabemos todo: en nuestro entorno, en la ciudad, en la patria y en el mundo entero. Sobre todo con una velocidad jamás pensada. Agradecemos a los inventores y promotores de estos medios de comunicación. Vamos descubriendo el valor de la inteligencia humana. Pero, oh insensatez, interrumpimos el proceso lógico: no llegamos a Dios como Causa Suprema de todo. El peligro aflora en la "dependencia de la comunicación por la comunicación": estamos saliendo de casa y ya estamos "llamando" con el celular. Y esto, en todas partes. Y... cuando timbra, nos desesperamos por responder... atropellándolo TODO. Se va haciendo tan necesario, que no podemos vivir sin él. Va acaparando todo: mini computadora, TV, multimedia, correo, video conferencia, internet, fotografía, etc. Nada digamos de la cultura del "chateo", del "chismorreo", del "rumoreo". En fin, "PALABRAS, PALABRAS Y MAS PALABRAS". Lo imprudente es buscar, con los Media, los mejores "estándares para un mejor acreditamiento" en la Política, Economía, Comercio, Producción, Educación... ¿RELIGION? Lo peor sería conseguirlos olvidando las finalidades que se buscan... ¿buenas, o malas? Y todo esto lo conseguimos, por medio de la PALABRA, de la propaganda, de las promociones, del "marketeo",... Éstas, ¿estarán llenas de contenido, de verdad, de autenticidad, de sinceridad, o estarán vacías de significatividad?
El Evangelio de hoy nos muestra a un comunicador excepcional, a Juan Bautista. Promociona, nada menos que al Redentor con una sinceridad que pasma. Que él sea nuestro ejemplo. Pero para ello, necesitamos de espacios preciosos de SILENCIO para escuchar al comunicador de los comunicadores... a Dios, en Cristo, nuestro Señor. ¡PIÉNSALO!
Estamos en una vertiginosa "carrera" de l
os Medios de Comunicación. No hay punto de comparación con el pasado. Con los celulares de ultimísima generación, "quien no corre, vuela". En un santiamén lo sabemos todo: en nuestro entorno, en la ciudad, en la patria y en el mundo entero. Sobre todo con una velocidad jamás pensada. Agradecemos a los inventores y promotores de estos medios de comunicación. Vamos descubriendo el valor de la inteligencia humana. Pero, oh insensatez, interrumpimos el proceso lógico: no llegamos a Dios como Causa Suprema de todo. El peligro aflora en la "dependencia de la comunicación por la comunicación": estamos saliendo de casa y ya estamos "llamando" con el celular. Y esto, en todas partes. Y... cuando timbra, nos desesperamos por responder... atropellándolo TODO. Se va haciendo tan necesario, que no podemos vivir sin él. Va acaparando todo: mini computadora, TV, multimedia, correo, video conferencia, internet, fotografía, etc. Nada digamos de la cultura del "chateo", del "chismorreo", del "rumoreo". En fin, "PALABRAS, PALABRAS Y MAS PALABRAS". Lo imprudente es buscar, con los Media, los mejores "estándares para un mejor acreditamiento" en la Política, Economía, Comercio, Producción, Educación... ¿RELIGION? Lo peor sería conseguirlos olvidando las finalidades que se buscan... ¿buenas, o malas? Y todo esto lo conseguimos, por medio de la PALABRA, de la propaganda, de las promociones, del "marketeo",... Éstas, ¿estarán llenas de contenido, de verdad, de autenticidad, de sinceridad, o estarán vacías de significatividad?El Evangelio de hoy nos muestra a un comunicador excepcional, a Juan Bautista. Promociona, nada menos que al Redentor con una sinceridad que pasma. Que él sea nuestro ejemplo. Pero para ello, necesitamos de espacios preciosos de SILENCIO para escuchar al comunicador de los comunicadores... a Dios, en Cristo, nuestro Señor. ¡PIÉNSALO!
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