Luego del PECADO ORIGINAL, es la búsqueda del
hombre, sin nunca acabar, y lo sigue haciendo, tratando de buscar la razón de
su existencia y la del universo mundo. La
humanidad primitiva lo buscaba en un lugar:
en los astros (sol, luna, estrellas); en los
fenómenos portentosos (rayo, fuego, huracán...); en una "Tienda",
en el templo; en una imagen-ídolo
(un ser humano, animales, monstruos, serpientes, águilas, pumas...).
Con el
progresar de la ciencia y el conocimiento humano y, últimamente con
la aparición de las diversas teorías como el existencialismo: Seren Kierkergaard (1813), Ortega y Gasset (1883),
Friedrich Nietzsche (1884). Martín Heidegger (1889), Jean Paul Sartre (1905),
Albert Camus (1913)...; la
Dimitización , la Secularización ,
la Teología
de la Liberación ,
el Materialismo Radical, el Naturalismo, el Subjetivismo, el Relativismo,
etc. se ha ido pasando de una concepción materialista a una concepción
espiritualista, no sólo de un Dios alejado de nosotros, sino hasta llegar a su
total negación con un ateísmo práctico: vivir como si Dios no existiera; de un
Dios "opio del pueblo"; con la teoría del nihilismo, de la Muerte de Dios, de un Dios creación del hombre, del endiosamiento
del hombre: "Yo soy dios",de un Dios metido sólo en el pueblo, de
los pobres... Sin embargo, la
pregunta sigue en pie: ¿DÓNDE ESTÁ DIOS?
En lo más profundo del Antiguo Testamento,
Dios, Yahveh, no está por encima de las nubes, en el hiperuranio, desatendido
del quehacer y de la historia de su pueblo, sino que está con él,
acompañándolo. ¡Qué maravilla la profecía de Isaías sobre el futuro Redentor:
Él será el Emmanuel: el Dios con
nosotros!
En el
Nuevo Testamento,
culminación y realización del Antiguo, en
la Anunciación
del Ángel a María, hay un progreso. Al Redentor, al Mesías, al Cristós (el
Consagrado), "le pondrás por nombre Jesús, el Salvador". Quién más
cercano a la humanidad que Dios en Jesucristo para redimirlo, pues su nombre
Jesucristo significa "Consagrado
para salvar". Para eso se Encarna, "se hace como uno de nosotros,
igual en todo menos en el pecado". La Revelación de Jesucristo llega a su máximo cuando
declara: "Y vendremos y haremos
morada en él". Es decir, un Dios ¡DENTRO
DE NOSOTROS!
Lógicamente, allí, en la interioridad de
nuestra alma, tendremos que buscar a
Jesucristo, el Hijo; al Padre y al Espíritu
Santo. POR TANTO, ya no lo
buscaremos en un lugar, como los Reyes Magos o corno Herodes; no sólo en un
templo, en un tabernáculo, en una custodia, en un copón; SINO EN LO MÁS PROFUNDO DE NUESTRA ALMA, entrando en íntima unión
con Él. EN ESTO CONSISTE LA
CONQUISTA DE LA VIDA INTERIOR , DE LA VIDA ESPIRITUAL.
¡LLEGAR A VIVIR CON LA
CONCIENCIA DE QUE SOMOS PORTADORES DE DIOS, QUE SOMOS
SAGRARIOS, COPONES, CUSTODIAS CON CRISTO.
Sólo así llegaremos a restaurar la imagen y
semejanza de Dios, al crearnos: LLEGAR A
SER PERFECTAMENTE HUMANOS, SIENDO PERFECTAMENTE CRISTIANOS, HIJOS DE DIOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario