NO ES CUESTION DE NÚMERO SINO DE CONVICCION
Al recibir a los participantes en el Congreso promovido por el Pontificio Consejo para las Comunidades Sociales sobre la identidad y la misión de las facultades de comunicación en las universidades católicas, el Papa Benedicto XVI destacó que es deber de las universidades promover en los futuros comunicadores una pasión por la verdad. “Es evidente que en el centro de toda reflexión seria sobre la naturaleza y fin de las comunicaciones humanas debe haber un compromiso con la verdad”, dijo el Santo Padre; al destacar que “el arte de la comunicación está, por su misma naturaleza, relacionada con un valor ético, con las virtudes que son el fundamento de la moralidad”. En este contexto, alentó a los profesores a “alimentar y premiar esa pasión por la verdad y la bondad, que siempre es muy fuerte en los jóvenes”. Benedicto XVI exhortó a “promover la verdad en la información y a hacer reflexionar a nuestros coetáneos sobre los eventos, con el fin de ser educadores de los seres humanos y edificar un mundo mejor. También es necesario promover la justicia y la solidaridad, y respetar en todo momento el valor y la dignidad de cada persona, que tiene derecho a no ser herida en lo que concierne a su vida privada”. El Pontífice advirtió que “sería una tragedia para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir el conocimiento y la información de manera más rápida y eficaz, no fueran accesibles a los que ya están marginados económica y socialmente, o sólo contribuyeran a agrandar la distancia que separa a estas personas de las nuevas redes que se están desarrollando al servicio de la socialización humana, la información y el aprendizaje”. “También sería grave que la tendencia globalizante en el mundo de las comunicaciones debilitara o eliminara las costumbre tradicionales y las culturas locales, de manera especial las que han logrado fortalecer los valores familiares y sociales, el amor, la solidaridad y el respeto a la vida”, agregó. En este sentido, expresó su aprecio a las comunidades religiosas que “no obstante los altos costos financieros o los innumerables recursos humanos, han abierto universidades católicas en los países en vías de desarrollo”. Tras recordar que durante el congreso habían examinado el tema de la identidad de una universidad o de una escuela católica, el Papa dijo que “la identidad no es simplemente una cuestión de número de estudiantes católicos; es sobre todo una cuestión de convicción: se trata de creer realmente que solo en el misterio del Verbo hecho carne se esclarece el misterio del ser humano”. “Como expertos en la teoría y en la práctica de la comunicación y como profesores que están formando una nueva generación de comunicadores, tenéis un papel privilegiado no solo en la vida de vuestros estudiantes, sino también en la misión de vuestras iglesias locales y de sus pastores para hacer conocer la Buena Nueva del amor de Dios a todas las gentes”, concluyó.
Al recibir a los participantes en el Congreso promovido por el Pontificio Consejo para las Comunidades Sociales sobre la identidad y la misión de las facultades de comunicación en las universidades católicas, el Papa Benedicto XVI destacó que es deber de las universidades promover en los futuros comunicadores una pasión por la verdad. “Es evidente que en el centro de toda reflexión seria sobre la naturaleza y fin de las comunicaciones humanas debe haber un compromiso con la verdad”, dijo el Santo Padre; al destacar que “el arte de la comunicación está, por su misma naturaleza, relacionada con un valor ético, con las virtudes que son el fundamento de la moralidad”. En este contexto, alentó a los profesores a “alimentar y premiar esa pasión por la verdad y la bondad, que siempre es muy fuerte en los jóvenes”. Benedicto XVI exhortó a “promover la verdad en la información y a hacer reflexionar a nuestros coetáneos sobre los eventos, con el fin de ser educadores de los seres humanos y edificar un mundo mejor. También es necesario promover la justicia y la solidaridad, y respetar en todo momento el valor y la dignidad de cada persona, que tiene derecho a no ser herida en lo que concierne a su vida privada”. El Pontífice advirtió que “sería una tragedia para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir el conocimiento y la información de manera más rápida y eficaz, no fueran accesibles a los que ya están marginados económica y socialmente, o sólo contribuyeran a agrandar la distancia que separa a estas personas de las nuevas redes que se están desarrollando al servicio de la socialización humana, la información y el aprendizaje”. “También sería grave que la tendencia globalizante en el mundo de las comunicaciones debilitara o eliminara las costumbre tradicionales y las culturas locales, de manera especial las que han logrado fortalecer los valores familiares y sociales, el amor, la solidaridad y el respeto a la vida”, agregó. En este sentido, expresó su aprecio a las comunidades religiosas que “no obstante los altos costos financieros o los innumerables recursos humanos, han abierto universidades católicas en los países en vías de desarrollo”. Tras recordar que durante el congreso habían examinado el tema de la identidad de una universidad o de una escuela católica, el Papa dijo que “la identidad no es simplemente una cuestión de número de estudiantes católicos; es sobre todo una cuestión de convicción: se trata de creer realmente que solo en el misterio del Verbo hecho carne se esclarece el misterio del ser humano”. “Como expertos en la teoría y en la práctica de la comunicación y como profesores que están formando una nueva generación de comunicadores, tenéis un papel privilegiado no solo en la vida de vuestros estudiantes, sino también en la misión de vuestras iglesias locales y de sus pastores para hacer conocer la Buena Nueva del amor de Dios a todas las gentes”, concluyó.
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