MOTIVOS SOCIALES DE LA ALEGRÍA (1)

También la sociedad tiene muchas cosas buenas. Ya sé, ya sé que aquí caben perfectamente todas las denuncias lanzadas por todos los desengañados contra la mentirosa sociedad, gravosa y malévola. La sociedad, está trabajada de tal forma que los egoístas siempre se sentirán repelidos y fracasados. Sólo los que se aíslan -aun en medio de las gentes- terminan por sentirse desgraciados. Los que fueron a la sociedad ofreciendo, y no pidiendo, jamás se sintieron defraudados: porque siempre hay ocasión de dar. Y sólo dando se recibe al fin. Porque también hay una buena amistad, con sus dulzuras y sosiegos. Y también hay lealtad, con sus consejos y advertencias. Cerca de cualquier Jerusalén, hay también una dulce Betania que sirva de consuelo confortador como lo hubo para el Maestro que iba a ser traicionado. Y hay amigos que lloran sobre el amigo, como Jesús sobre la tumba de Lázaro a quien amaba mucho. En medio de la maleza, no falta el arroyuelo que ofrezca el frescor de sus aguas puras. No todo es mal en la sociedad. ¿No recuerdan en su vida el paso de algunas personas que dejaron en ustedes una impresión de luz, acaso definitiva? Dios quiso así que, a nuestro paso por el mundo, encontráramos en el momento oportuno la palabra exacta que nos orientara, la mano amiga que nos ayudara en el mal paso, el corazón benigno que nos comprendiera y animara.

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