IRRADIAR EL EVANGELIO SOBRE LAS SITUACIONES DEL MUNDO


Benedicto XVI
Cuando examinamos los principios de solidaridad y subsidiaridad a la luz del Evangelio, comprendemos que no son simplemente "horizontales": ambos tienen una dimensión vertical esencial. Jesús nos manda hacer a los demás lo que queramos que los demás nos hagan a nosotros (cf. Lc 6,31); amar a nuestro prójimo como a nosotros mimos (cf. Mt 22,35ss.). Estas leyes han sido inscritas por el Creador en la misma naturaleza del hombre (cf. D.c.e. 31). Jesús enseña que este amor nos llama hoy a dedicar nuestra vida al bien de los demás (cf. Jn 15,12-13). En este sentido, la verdadera solidaridad sólo se realiza cuando pongo de buen grado mi vida al servicio de los demás (cf. Ef 6,21). Esta es la dimensión "vertical" de la solidaridad: me siento impulsado a hacerme a mí mismo menos que otros, para atender a sus necesidades (cf. Jn 13,14-15), precisamente como Jesús "se humilló a sí mismo" para permitir a los hombres y a las mujeres participar en su vida divina con el Padre y el Espíritu (cf. Flp 2,8; Mt 23,12)

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