EL PERDON


Perdonar es reconocer que algo que te ofendió, lo olvidas. No sentirse ofendido es como cortar esa corriente de presión que viene de quien ofende; no es indiferencia, puede ser como interpretar las intenciones en el mejor modo posible; puede ser ver las cosas siempre en positivo; puede ser amor al que ofende, que hace que se esté más cerca de él para que pueda cambiar de actitud. ¿Y cuándo, a nuestro modo de hablar; decimos que ofendemos a Dios? Dios permanece siempre Él. Es el hombre quien se hunde cuando no cumple con lo que Él manda, cuando lo ofende y se aleja de la posibilidad de estar con Él y en Él. Podemos decir que Dios no se siente nunca ofendido, si así fuera, no habría dado al hombre la posibilidad de acercarse a Él. Él es infinitamente misericordioso; es todo Amor; y propicia el acercamiento a Él. Si no, ¿a qué vendría la redención? "Yo he venido para salvar al pecador" Dios ve que el desobediente va perdiendo las capacidades de recibir los dones que Él reparte. Dios está siempre cerca de quien no lo obedece y no quiere que nos alejemos de Él, porque lejos de Él no hay felicidad verdadera. Dios nunca se aparta de nuestro lado, perdona. Porque quien se arrepiente y vuelve, allí lo encuentra siempre. Y como Dios nos creó a su imagen y semejanza y el mismo Jesús nos lo ordena, debernos ser como Él: no sentirnos ofendidos, y amorosamente hacer todo lo posible para que el otro entre en la relación de amistad. Eso es divino. Hagamos a los demás lo que queremos que Dios haga con nosotros.
L´OSSERVATORE ROMANO
EDICION SEMANAL EN LENGUA ESPAÑOLA
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