Lima, 14-09-2008 / Año 104 - Nº 5422

¡RECIBIR PARA DAR!
Benedicto XVI
Las cosas más grandes de nuestra vida no pueden ser adquiridas ni pagadas, porque las cosas más importantes de nuestra vida son un regalo: el sol y su luz, el aire que respiramos, el agua, la belleza de la tierra, el amor; la amistad, la vida misma. Estos bienes no podemos comprarlos, los recibimos como regalo. También hay cosas que nadie nos puede quitar, ni robar. Nadie nos puede quitar el ser amados por Dios, que en Cristo nos conoce y ama a cada uno. Si de Dios recibimos dones tan grandes, también nosotros debemos dar: bondad, amistad, amor. A la vez, a los que necesitan de nosotros y a los que podemos ayudar, debemos darles también dones materiales, haciendo así que la tierra sea más humana, es decir, más cercana a Dios.
UNA CARTA PERSONAL
¿A quién no le gusta recibir elogios? ¡Recibirlos es una maravilla! Aumentan la autoestima y nos impulsa a buscar, cada vez más, el perfeccionamiento de aquello que nos trajo el reconocimiento. La vida, entretanto, no está hecha sólo de elogios. Existen también las críticas destructivas, que nos hieren y entristecen. Si nos gusta tanto ser elogiados, ¿por qué no aprender a sacar de las críticas negativas, algo enriquecedor? Las críticas disimuladas, aquellas que nos hieren, tienen su lado constructivo: no permiten que seamos consumidos por la vanidad cuando somos elogiados, ¡Aprende a convivir en armonía con los elogios y también con las críticas que incomodan! Son parte de la vida.
LA ALEGRIA ES UNA NECESIDAD
Porque la persona humana no puede vivir largo tiempo sin alegría. La alegría es el clima de todas las virtudes: una virtud sin alegría es un fantasma o una caricatura. Así se comprende la tan repetida frase de que "un santo triste es un triste santo". Un poeta escribió: "Toda religión que hace al hombre sombrío es falsa. Pero una religión sería sospechosa si sólo enseña a reír". Útil es la que enseña la seriedad y la alegría. Quien concibe el evangelio bajo un aspecto pesimista no comprende el mensaje de Cristo. Cristo enseña a unir la seriedad y la alegría de la vida en el amor de Dios.

No hay comentarios: