Lima, 21-09-2008 / Año 104 - Nº 5423

DOMINGO XXV - TIEMPO ORDINARIO
En ese domingo, nuestra reflexión sobre las lecturas de la Palabra de Dios, es la generosidad de Dios. Él tiene compasión de nosotros, dándonos generosamente lo que necesitamos. Sus caminos no son nuestros caminos pero él está con nosotros y se interesa por nuestras necesidades.
1ª LECTURA: Isaías 55, 6- 9
MIS PENSAMIENTOS NO SON LOS PENSAMIENTOS DE USTEDES
El profeta lsaías nos exhorta a buscar al Dios cercano que se deja encontrar por el camino verdadero. Necesitamos dejar el mal y convertirnos a Dios, pues grande es su compasión y misericordia.
SALMO: 144, 2-3.8-9.17-18
Respondemos: "Cerca está el Señor de los que lo invocan"
2ª LECTURA: Filipenses 1, 20c.24.27 a
PARA MI LA VIDA ES CRISTO
San Pablo ha meditado sobre la vida y la muerte, en la cárcel: ya sea que vive y continúa predicando el Evangelio, o muere como mártir. El cree que tanto lo uno como lo otro ayudará a cumplir el propósito de Dios por él en la Historia de la Salvación.
EVANGELIO: Mateo 20, 1-16
¿VAS A TENER ENVIDIA PORQUE YO SOY BUENO?
En la parábola de los obreros a la vida, Dios es el viñador y como habían sido contratados todos reciben el mismo pago.
La recompensa que Dios otorga al hombre será siempre pura gracia.



HOMBRES CELEBRES
Célebres no hay ninguno. Todos los hombres son pobres. Los hombres no son la verdad; todos pasan como las ondas del río de la Historia. Solamente Cristo se proclamó ”la Verdad”. Solamente Cristo ha realizado obras irrepetibles, únicas. Solamente Cristo ha permanecido inalterado después de 2000 años. El tiempo no lo borra; Él desafía al tiempo. La palabra de Cristo es clara, buena, amable; no adula al hombre; no lo mancha con la mentira, nunca ha sido desmentida. Los que han intentado otra palabra alternativa, han sido ya vencidos por la muerte. La palabra de Cristo es eterna. El tiempo no la ha desgastado; es sincera; es certeza fuerte como una roca; es un camino duro pero posible y verdadero para cada hombre que se eleva cuando la sigue. Es palabra para cada hombre de buena voluntad y de claro discernimiento, hacia la Vida.
EL GRAN CONFESOR DE LOS JOVENES
El celo de Don Bosco, por escuchar las confesiones lo tenía largas horas en el confesionario. Estaba siempre pronto para confesar, fiel a la máxima de San Felipe Neri, el cual solía decir que el sacerdote no tiene tiempo que le pertenezca, y que buen número de las más consoladoras conversiones que logra en el propio ministerio, se presentan a horas indebidas, en momentos inoportunos. Si se rechazara esa alma en aquella hora inoportuna, tal vez se perdería. El ministerio de confesor terminó para Don Bosco sólo con su vida.

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