Lima, 31-08-2008 / Año 104 - Nº 5420


EVANGELIZAR SIEMPRE
Benedicto XVI
Mientras continúa siendo necesaria y urgente la primera evangelización en no pocas regiones del mundo, la escasez de clero y la falta de vocaciones afectan hoy a muchas diócesis e institutos de vida consagrada. Es importante reafirmar que, aun en medio de las dificultades crecientes, el mandato de Cristo de evangelizar a todas las gentes sigue siendo una prioridad. Ninguna razón puede justificar una ralentización o un estancamiento, porque "la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia" (EN 14). Esta misión "se halla todavía en los comienzos y debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio" (RM. 1).
UN POCO DE SILENCIO
Aprovecha la tranquilidad que puedas tener y también haz un poco de silencio. Es en los momentos de recogimiento y oración que sientes cómo es placentero el calor materno de la presencia de Dios. Es en los momentos de intimidad con Dios que se experimenta lo gratificante que es comenzar el día con Él, ¡Vivir la vida con él! Es en esos momentos de fuerte comunicación con el Eterno, que tú encontrarás fuerzas para superar tus límites en la carrera frenética de lo provisorio cotidiano. No tengas temor de abandonarte en Dios. Habla con él de tus sueños y proyectos, de tus dolores y preocupaciones. Compasivo y benevolente, él mismo es quien dice: Pide y te será dado. Busca y encontrarás... (cfr. Mt. 7, 7-8).
CLAVES PARA LA ALEGRIA
No es fácil la alegría y, para muchos, aún sigue siendo un misterio. Los maestros espirituales dicen que una persona sin alegría interior hará pocas cosas de provecho en la vida, complicará su existencia y amargará la de los demás, y jamás dará ejemplo ni testimonio de paz y felicidad a los que andan por la vida tristes y desesperanzados. La alegría nace de la paz interior, del desasimiento exterior, del seguimiento a Jesucristo; de una conciencia limpia; del deber cumplido; del amor verdadero; de la humildad duradera, y de la total confianza en Dios.

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