Lima, 08-02-2009 / Año 105 - Nº 5443

"LA SOLIDARIDAD Y LA RESPONSABILIDAD, NECESARIAS PARA SUPERAR LA CRISIS" Discurso del Papa a sindicalistas católicos
En el pleno respeto de la legítima autonomía de toda institución, la Iglesia, experta en humanidad, no se cansa de ofrecer la contribución de su enseñanza y de su experiencia a aquellos que pretenden servir a la causa del hombre, del trabajo y del progreso, de la justicia social y de la paz. Su atención a las problemáticas sociales ha crecido a lo largo del último siglo.
Un elemento que vuelve frecuentemente en el magisterio de los Papas del siglo XX, es el llamamiento a la solidaridad y a la responsabilidad.
Para superar la crisis económica y social que estamos viviendo, sabemos que es necesario un esfuerzo libre y responsable por parte de todos; es decir, es necesario superar los intereses particulares y de sector, para afrontar juntos y unidos las dificultades que atraviesan todos los ámbitos de la sociedad, y especialmente el mundo del trabajo. La llamada a una colaboración encuentra significativas referencias también en la Biblia. Por ejemplo, en el libro del Qohelet leemos: "Más valen dos que uno solo, pues obtienen mayor ganancia de su esfuerzo. Pues si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero si ¡ay del solo que cae!, que no tiene quien lo levante" (4, 9-10). Auguro por tanto que de la actual crisis mundial brote la voluntad común de dar vida a una nueva cultura de la solidaridad y de la participación responsable, condiciones indispensables para construir juntos el futuro de nuestro planeta.
CONSIDERAR LA VIDA COMO UN DON
Con frecuencia la vida es considerada como un producto de la capacidad y del poder del hombre, más que como un don de Dios. Esta mentalidad puramente productiva induce fácilmente a una sutil discriminación respecto de las vidas no deseadas, incómodas o improductivas: niños no nacidos, ancianos, discapacitados físicos o mentales, vidas defectuosas. Considerar la vida como un don lleva a vivirla en actitud de gratitud, de alabanza y de profunda alegría, a comprometernos a cuidarla y amarla, tratando de desarrollar todas sus virtualidades positivas.
ELDIOS DE LA ALEGRIA Y DE LA DANZA
Hay en el cielo desbordamiento de alegría. Hay un Dios que se sonríe eternamente y que es la fuente inagotable de todo gozo. Hay fiesta de bodas y banquetes, y todos los invitados están felices. Creo en Dios-plenitud, capaz de dar respuesta a todas mis insatisfacciones. Creo en Dios-luz, que puede iluminar todas mis noches. Creo en Dios-amor, que da descanso a mi alma inquieta. "Sirvamos al Señor con santa alegría, entremos en su presencia con cantos." (Salmo 99)

No hay comentarios: