Lima, 28-06-2009 / Año 105 - Nº 5463

EL SUFRIMIENTO SE TRANSFORMA Y ENALTECE
Benedicto XVI
El Papa resaltó que el sufrimiento se transforma y enaltece cuando éste es vivido en cercanía a Dios. Hablando de la enfermedad, explicó que "se manifiesta en muchas formas y golpea de maneras diferentes, suscita preguntas inquietantes: ¿Por qué sufrimos? ¿Puede considerarse positiva la experiencia del dolor? ¿Quién nos puede liberar del sufrimiento y de la muerte? Interrogantes existenciales, que la mayoría de las veces no encuentran una respuesta humana, dado que el sufrimiento constituye un enigma inescrutable para la razón". Tras resaltar que "el sufrimiento forma parte del misterio mismo de la persona humana", el Papa observó que "ciertamente debemos hacer todo lo posible para que disminuya el sufrimiento, pero eliminarlo del mundo por completo no está en nuestras manos, simplemente porque ninguno de nosotros es capaz de eliminar el poder del mal, fuente continua de sufrimiento". "El único que puede eliminar el poder del mal es Dios". Precisamente por el hecho de que Jesús vino al mundo para revelarnos el designio divino de nuestra salvación, la fe nos ayuda a penetrar en el sentido de todo lo humano y por tanto también del sufrimiento. Existe por tanto, una íntima relación entre la Cruz de Jesús, símbolo del dolor supremo y precio de nuestra verdadera libertad, y nuestro dolor, que se transforma y se enaltece cuando se vive con la conciencia de la cercanía y de la solidaridad de Dios".
CRECER
Cuando el hombre crece en lo que es, se vuelve más humano, más sensible ante Dios, ante los demás, ante la naturaleza, y ante sí mismo. Lo que en verdad importa es ser cada día más, con los otros (solidaridad) y para los otros (fraternidad). El ser más simplemente para uno mismo puede convertirse en puro individualismo egoísta. La vida es el tiempo de la calma, de la reflexión, de la prudencia, de la sabiduría; es la época del pasado que se proyecta en el presente. Es muy importante vivir el hoy y el aquí mirando hacia la eternidad.
NO A LA ALEGRIA BARATA
Hablemos del júbilo, de la dicha, de la alegría intensa. No pensemos en la alegría barata, ni en la alegría tonta, ni en la alegría irresponsable e insolidaria, ni en las alegrías egoístas. Hablemos de la dicha y el júbilo que nacen de muy adentro de cada uno, aunque su verdadero origen está muy por encima de la persona. La fuente de la que manan y corren es la del Corazón de Dios. Sus aguas llegaron hasta nosotros en Jesucristo, maravilloso predicador de las bienaventuranzas
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