PALABRA Y SACRAMENTOS: COLUMNAS DEL SACERDOCIO
Be
nedicto XVI
Queridos hermanos y hermanas, frente a tantas incertidumbres y cansancios también en el ejercicio del ministerio sacerdotal, es urgente recuperar un juicio claro e inequívoco sobre el primado absoluto de la gracia divina, recordando lo que escribe santo Tomás de Aquino: "El más pequeño don de la gracia supera el bien natural de todo el universo. Por tanto, la misión de cada presbítero dependerá, también y sobre todo, de la conciencia de la realidad sacramental de su "nuevo ser". De la certeza de su propia identidad, no construida artificialmente sino dada y acogida gratuita y divinamente, depende el siempre renovado entusiasmo del sacerdote por su misión. También para los presbíteros vale lo que escribí en la encíclica Deus caritas est: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ella, una orientación decisiva" (n.1) Habiendo recibido con su "consagración" un don de gracia tan extraordinario, los presbíteros se convierten en testigos permanentes de su encuentro con Cristo. Partiendo precisamente de esta conciencia interior, pueden realizar plenamente su "misión" mediante el anuncio de la Palabra y la administración de los sacramentos.
A DIOS LE ALEGRA
La solidaridad, la fraternidad y toda vida de comunión. La alegría que vivamos el uno con y para el otro, y que seamos el uno por y para el otro. Algo así querían realizar las primeras comunidades cristianas, las que ponían todo en común empezando por los bienes materiales, las que "tenían un solo corazón y una sola alma"
LA PRIMERA FIESTA DE MARIA A
UXILIADORA
La Historia ha dejado una página emocionante sobre la primera vez que en este templo de Breña se celebró el 24 de Mayo en 1922, a la Virgen Auxiliadora. El templo, al que todavía le faltaban varios acabados se vistió de fiesta. El pequeño clero del Colegio se lucía con sus sotanitas rojas y sus sobrepellices blancos. A las 10:15 llegaba al Santuario el Ilmo. Mons. Pedro Pablo Drinot, quien se dignó pontificar la Misa solemne asistido por los padres de esta Comunidad. Infra Missam, el R.P. Diego Quiroga, S.J., con la unción y la elocuencia que lo distinguía, habló de María Auxiliadora “salesiana”: con el cetro en una mano nos muestra su poder grande en el cielo a favor nuestro, y con el Niño Jesús en sus brazos nos pide que imitemos a su Hijo Divino si queremos merecer sus favores de Madre. La liturgia, la amplitud del hermoso presbiterio, la concurrencia numerosa de fieles, la participación del coro de los niños en el canto y la orquesta, la acústica excelente de la Iglesia, todo concurrió a solemnizar grandemente la fiesta y a encender más y más la devoción y el entusiasmo por María Auxiliadora”
Be
Queridos hermanos y hermanas, frente a tantas incertidumbres y cansancios también en el ejercicio del ministerio sacerdotal, es urgente recuperar un juicio claro e inequívoco sobre el primado absoluto de la gracia divina, recordando lo que escribe santo Tomás de Aquino: "El más pequeño don de la gracia supera el bien natural de todo el universo. Por tanto, la misión de cada presbítero dependerá, también y sobre todo, de la conciencia de la realidad sacramental de su "nuevo ser". De la certeza de su propia identidad, no construida artificialmente sino dada y acogida gratuita y divinamente, depende el siempre renovado entusiasmo del sacerdote por su misión. También para los presbíteros vale lo que escribí en la encíclica Deus caritas est: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ella, una orientación decisiva" (n.1) Habiendo recibido con su "consagración" un don de gracia tan extraordinario, los presbíteros se convierten en testigos permanentes de su encuentro con Cristo. Partiendo precisamente de esta conciencia interior, pueden realizar plenamente su "misión" mediante el anuncio de la Palabra y la administración de los sacramentos.
A DIOS LE ALEGRA
La solidaridad, la fraternidad y toda vida de comunión. La alegría que vivamos el uno con y para el otro, y que seamos el uno por y para el otro. Algo así querían realizar las primeras comunidades cristianas, las que ponían todo en común empezando por los bienes materiales, las que "tenían un solo corazón y una sola alma"
LA PRIMERA FIESTA DE MARIA A
La Historia ha dejado una página emocionante sobre la primera vez que en este templo de Breña se celebró el 24 de Mayo en 1922, a la Virgen Auxiliadora. El templo, al que todavía le faltaban varios acabados se vistió de fiesta. El pequeño clero del Colegio se lucía con sus sotanitas rojas y sus sobrepellices blancos. A las 10:15 llegaba al Santuario el Ilmo. Mons. Pedro Pablo Drinot, quien se dignó pontificar la Misa solemne asistido por los padres de esta Comunidad. Infra Missam, el R.P. Diego Quiroga, S.J., con la unción y la elocuencia que lo distinguía, habló de María Auxiliadora “salesiana”: con el cetro en una mano nos muestra su poder grande en el cielo a favor nuestro, y con el Niño Jesús en sus brazos nos pide que imitemos a su Hijo Divino si queremos merecer sus favores de Madre. La liturgia, la amplitud del hermoso presbiterio, la concurrencia numerosa de fieles, la participación del coro de los niños en el canto y la orquesta, la acústica excelente de la Iglesia, todo concurrió a solemnizar grandemente la fiesta y a encender más y más la devoción y el entusiasmo por María Auxiliadora”
No hay comentarios:
Publicar un comentario