"CARITAS IN VERITATE" ("LA CARIDAD EN LA VERDAD")
Benedicto XVI
Como otros documentos del Magisterio, también esta encíclica retoma, continúa y profundiza el análisis y la reflexión de la Iglesia sobre temas sociales de vital interés para la humanidad de nuestro siglo. De modo especial, enlaza con lo que escribió Pablo VI, hace más de cuarenta años, en la Populorum progressio, piedra miliar de la enseñanza social de la Iglesia, en la que el gran Pontífice traza algunas líneas decisivas, y siempre actuales, para el desarrollo integral del hombre y del mundo moderno. La situación mundial, como lo demuestra ampliamente la crónica de los últimos meses, sigue presentando problemas considerables y el "escándalo" de desigualdades clamorosas asumidos en el pasado. Por una parte, se registran signos de graves desequilibrios sociales y económicos; por otra, desde muchas partes se piden reformas, que no pueden demorarse más tiempo, para colmar la brecha en el desarrollo de los pueblos. Con ese fin, el fenómeno de la globalización puede constituir una oportunidad real, pero para esto es importante que se emprenda una profunda renovación moral y cultural y un discernimiento responsable sobre las decisiones que es preciso tomar con vistas al bien común. Es posible un futuro mejor para todos si se funda en el redescubrimiento de los valores éticos fundamentales. Es decir, hace falta un nuevo proyecto económico que vuelva a planear el desarrollo de forma global, basándose en el fundamento ético de la responsabilidad ante Dios y ante el ser humano como criatura.
DIOS SE ALEGRA
Se alegra Dios con los hombres misericordiosos, que son entrañables, que saben perdonar y empatizar: personas cordiales, cálidas, amistosas, siempre cercanas, fáciles de entrar en el corazón. Se alegra Dios de los hombres pacientes, que han domesticado sus violencias y sus instintos primarios, son dueños de sí mismos, personas libres, y responden a la ofensa con el perdón.
LAGRIMAS Y CARCAJADAS
Me alegro en las tribulaciones y completo, en mi carne los sufrimientos de Jesús (cfr. Col 1, 24). Divisar el lado bello, el lado positivo del sufrimiento, no es fácil; pero, si haces un viaje por tu pasado, descubrirás que los desaciertos y las amarguras te enseñan mucho más que los aciertos y las dulzuras. En la vida, se aprende mucho más con las lágrimas que con las carcajadas. Una vida sin contrariedades es una ilusión y una fantasía. Con todo, aunque atravieses por valles angustiantes de abandono y soledad, es posible sentir el gusto que da la paz. Basta que encuentres el sentido de los sinsabores vividos. Orienta siempre tus dolores, y tus dificultades, sacando de ellos alguna lección positiva de vida, y la paz reinará en tu corazón. Revístete de amor y ternura, y en los días difíciles serás bastante fuerte para salir victorioso en tus batallas.
Benedicto XVI
Como otros documentos del Magisterio, también esta encíclica retoma, continúa y profundiza el análisis y la reflexión de la Iglesia sobre temas sociales de vital interés para la humanidad de nuestro siglo. De modo especial, enlaza con lo que escribió Pablo VI, hace más de cuarenta años, en la Populorum progressio, piedra miliar de la enseñanza social de la Iglesia, en la que el gran Pontífice traza algunas líneas decisivas, y siempre actuales, para el desarrollo integral del hombre y del mundo moderno. La situación mundial, como lo demuestra ampliamente la crónica de los últimos meses, sigue presentando problemas considerables y el "escándalo" de desigualdades clamorosas asumidos en el pasado. Por una parte, se registran signos de graves desequilibrios sociales y económicos; por otra, desde muchas partes se piden reformas, que no pueden demorarse más tiempo, para colmar la brecha en el desarrollo de los pueblos. Con ese fin, el fenómeno de la globalización puede constituir una oportunidad real, pero para esto es importante que se emprenda una profunda renovación moral y cultural y un discernimiento responsable sobre las decisiones que es preciso tomar con vistas al bien común. Es posible un futuro mejor para todos si se funda en el redescubrimiento de los valores éticos fundamentales. Es decir, hace falta un nuevo proyecto económico que vuelva a planear el desarrollo de forma global, basándose en el fundamento ético de la responsabilidad ante Dios y ante el ser humano como criatura.
DIOS SE ALEGRA
Se alegra Dios con los hombres misericordiosos, que son entrañables, que saben perdonar y empatizar: personas cordiales, cálidas, amistosas, siempre cercanas, fáciles de entrar en el corazón. Se alegra Dios de los hombres pacientes, que han domesticado sus violencias y sus instintos primarios, son dueños de sí mismos, personas libres, y responden a la ofensa con el perdón.
LAGRIMAS Y CARCAJADAS
Me alegro en las tribulaciones y completo, en mi carne los sufrimientos de Jesús (cfr. Col 1, 24). Divisar el lado bello, el lado positivo del sufrimiento, no es fácil; pero, si haces un viaje por tu pasado, descubrirás que los desaciertos y las amarguras te enseñan mucho más que los aciertos y las dulzuras. En la vida, se aprende mucho más con las lágrimas que con las carcajadas. Una vida sin contrariedades es una ilusión y una fantasía. Con todo, aunque atravieses por valles angustiantes de abandono y soledad, es posible sentir el gusto que da la paz. Basta que encuentres el sentido de los sinsabores vividos. Orienta siempre tus dolores, y tus dificultades, sacando de ellos alguna lección positiva de vida, y la paz reinará en tu corazón. Revístete de amor y ternura, y en los días difíciles serás bastante fuerte para salir victorioso en tus batallas.
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