Lima, 23-08-2009 / Año 105 - Nº 5471

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO
Estamos una vez reunidos junto a Cristo resucitado, pan de vida. Formamos parte de una comunidad viva, fraternal que sigue a Cristo en el camino de la verdadera vida. Acogemos la Palabra de Dios como una luz y fuerza que nos anima a renovar nuestra vida y fortalecerla con el pan de vida. Manifestamos nuestra fe y confianza en Dios y en su Iglesia, en estos tiempos en que tantas cosas nos confunden y desorientan. Dispongámonos a vivir este momento de unión con Dios por Cristo Jesús.
PRIMERA LECTURA: Josué 24, 1-2a.15-17. 8b
NOSOTROS SERVIREMOS AL SEÑOR: ¡ES NUESTRO DIOS!
El pueblo de Dios al entrar en la tierra prometida reitera su decisión de servir al Señor. Las palabras de Josué se parecen mucho a las de Pedro al concluir el evangelio de hoy.
SALMO: 33, 2-3.16-17.18-19.20-21.22-23
Respondemos:
Gusten y vean que bueno es el Señor”
SEGUNDA LECTURA: Efesios 5, 21-32
ES ESTE UN GRAN MISTERIO: Y YO LO REFIERO A CRISTO Y A LA IGLESIA

San Pablo nos habla del amor conyugal como un signo del amor de Cristo por su Iglesia y señala que debemos tomar este amor de Cristo como modelo del amor humano.
EVANGELIO: Juan 6, 60-69
¿A QUIEN IREMOS? TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA
El anuncio de la Eucaristía hizo que muchos de los discípulos se apartaran de Jesús; sólo quedaron los verdaderamente fieles, con Pedro a la cabeza, después de renovar su profesión de fe.
EL REGRESO
Corría al año 1952. En el pueblo de Cecconato en Piamonte, Italia, nadie podía creer que, Pascual Bertiglia, agricultor, un hombre que vivió como ateo por 48 años pudiera volver a la fe. Tenía a su sobrinito gravemente enfermo. La mamá del niño, desesperada, había colocado a la cabecera de la camita la única estatua del Corazón de Jesús que había en casa. Esa noche, Pascual, no podía conciliar el sueño, pensando en el niño enfermo. Y Pascual promete: "Si mi sobrino sana, juro que no blasfemaré más y cambiaré de vida" y el niño sanó. Desde los 13 años, no ponía un pie en al iglesia; ahora tengo 63 años. Quería cumplir su juramento. Dos años duró su preparación. Había olvidado hasta lo que era el signo de la Cruz. Surgían en su mente los recuerdos de su infancia: su primera comunión, los cuidados de su madre, la túnica blanca. Todo como un mundo nuevo Pero se decidió prepararse a dar el paso con gran responsabilidad. Hasta que un día, el pueblo le ve entrar a la Iglesia, hacer devotamente su genuflexión ante el altar, y recibir emocionado la Comunión. Lloraba de felicidad. Todos lloraban de emoción.
DON BOSCO Y LA FORMACION EN LA HUMILDAD
El peligro de la vanagloria es un peligro serio para todos. Jesús puso el dedo en una gran llaga cuando dijo que no hay que hacer el bien para ser vistos y alabados por los hombres. Reciamente sacudidos por la gravedad de este peligro, el Beato Claudio de la Colombière escribe: "Si no nos ponemos bien en guardia, sacrificamos toda la vida al antojo de agradar a los hombres"

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