Lima, 06-09-2009 / Año 105 - Nº 5473

"CARITAS IN VERITATE" ("La caridad en la verdad")
Benedicto XVI
Si se quiere programar un desarrollo no viciado por las disfunciones y distorsiones hoy ampliamente presentes, se impone por parte de todos una seria reflexión sobre el sentido mismo de la economía y sobre sus finalidades. Lo exige el estado de salud ecológica del planeta; lo pide la crisis cultural y moral del hombre que emerge con evidencia en todas las partes del mundo. La economía necesita la ética para su correcto funcionamiento; necesita recuperar la importante contribución del principio de gratuidad y de la “Iógica del don" en la economía de mercado, que no puede tener como única regla el lucro. Pero esto sólo es posible gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores y presupone una formación de las conciencias que dé fuerza a los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos,
LA SONRISA, REFLEJO DE LA ALEGRIA
Como reflejo de la alegría poseemos la sonrisa, que se hace ostensible como el más bello adorno del rostro, el más hermoso de sus rasgos, la más apreciada carta de presentación, el más delicado encanto de transparencia del alma y el más válido testimonio de la seguridad en sí mismo. La sonrisa, limpia y dulce, expresa la paz interior y abre los corazones, que en cambio se resisten a los ceños fruncidos y adustos. La sonrisa es siempre el primer gesto de satisfacción ante la llegada de personas y amigos, y es también la última señal de afecto en el momento de la despedida, cuando volvemos a separarnos. La sonrisa es la expresión de la sinceridad del corazón, con su dulce ternura en el gesto de una madre, con su brillo fulgurante en la mirada de los enamorados y con su inefable candor en los ojos de los niños.
SILENCIAR FALLAS
¡Hablar de la vida ajena es un caso serio! Desgasta más a la persona que habla que aquella de quien se habla. Jesús ya decía y continua diciendo aún hoy que, antes de sacar la paja del ojo de los demás, es necesario que arranquemos la viga que está en los nuestros. Son palabras duras, pero no hay cómo escapar de ellas. ¿Quién no tiene defectos? ¿Quién de nosotros no se molesta, cuando alguien toca nuestras heridas? Entonces, ¿por qué hablar de los otros? Si tienes los ojos dirigidos sólo hacia la lado positivo de las personas, ¡tú también te vuelves una persona más bonita, más positiva! Cuando tengas ganas de hablar mal de alguien, acuérdate de que ese alguien también tiene su lado bello y positivo. ¡Valora ese lado y olvida el resto! Silenciar las fallas y enaltecer cualidades forma parte de la nobleza del ser humano.

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