"CARITAS IN VERITATE" ("La caridad en la verdad")
Benedicto XVI
El Evangelio nos recuerda que no sólo de pan vive el hombre: no sólo con bienes materiales se puede satisfacer la profunda sed de su corazón, El horizonte del hombre es indudablemente más alto y más vasto; por eso todo programa de desarrollo debe tener presente, junto al crecimiento material, el crecimiento espiritual de la persona humana, dotada precisamente de alma y cuerpo. Este es el desarrollo integral al que ser refiere constantemente la doctrina social de la Iglesia, un desarrollo cuyo criterio orientador es la fuerza propulsora de la "caridad en la verdad". Queridos hermanos y hermanas, oremos para que también esta encíclica ayude a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en la realización de un mundo de justicia y de paz. Oremos para que los creyentes que actúan en los sectores de la economía y de la política descubran cuán importante es su testimonio evangélico coherente en el servicio que prestan a la sociedad.
SALUDAR Y SONREIR
Hay dos refranes muy desgastados, pero que son un joya de sabiduría popular: "Saludar y sonreír cuesta poco pero vale mucho" Y: “Hacer un favor sonriendo es como hacer doscientos”. Saludar sobre todo a los inferiores: al portero, a quien nos sirve el desayuno, al cartero, al que trae la leche o el periódico, a cuantos tienen un oficio monótono que sólo puede ser endulzado con la sonrisa y el saludo cariñoso de los que se cruzan a diario con ellos.
CONSAGRACION DEL TEMPLO DE MARIA AUXILIADORA
El 24 de septiembre de 1941 el Excelentísimo Monseñor Octavio Ortiz Arrieta efectuó la consagración del Templo de María Auxiliadora en una larga ceremonia que duró 4 horas y media. Las reliquias que encerró en el centro del altar, son de los santos mártires Salutor, Aventor y Octavio, tres cristianos de la Legión Tebea formada toda por cristianos y mandada a diezmar por el Emperador Diocleciano. Su capitán era San Mauricio, también mártir a Dios, porque Él es bueno; eterno su amor (cfr. Sal 135, 1)
Benedicto XVI
El Evangelio nos recuerda que no sólo de pan vive el hombre: no sólo con bienes materiales se puede satisfacer la profunda sed de su corazón, El horizonte del hombre es indudablemente más alto y más vasto; por eso todo programa de desarrollo debe tener presente, junto al crecimiento material, el crecimiento espiritual de la persona humana, dotada precisamente de alma y cuerpo. Este es el desarrollo integral al que ser refiere constantemente la doctrina social de la Iglesia, un desarrollo cuyo criterio orientador es la fuerza propulsora de la "caridad en la verdad". Queridos hermanos y hermanas, oremos para que también esta encíclica ayude a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en la realización de un mundo de justicia y de paz. Oremos para que los creyentes que actúan en los sectores de la economía y de la política descubran cuán importante es su testimonio evangélico coherente en el servicio que prestan a la sociedad.
SALUDAR Y SONREIR
Hay dos refranes muy desgastados, pero que son un joya de sabiduría popular: "Saludar y sonreír cuesta poco pero vale mucho" Y: “Hacer un favor sonriendo es como hacer doscientos”. Saludar sobre todo a los inferiores: al portero, a quien nos sirve el desayuno, al cartero, al que trae la leche o el periódico, a cuantos tienen un oficio monótono que sólo puede ser endulzado con la sonrisa y el saludo cariñoso de los que se cruzan a diario con ellos.
CONSAGRACION DEL TEMPLO DE MARIA AUXILIADORA
El 24 de septiembre de 1941 el Excelentísimo Monseñor Octavio Ortiz Arrieta efectuó la consagración del Templo de María Auxiliadora en una larga ceremonia que duró 4 horas y media. Las reliquias que encerró en el centro del altar, son de los santos mártires Salutor, Aventor y Octavio, tres cristianos de la Legión Tebea formada toda por cristianos y mandada a diezmar por el Emperador Diocleciano. Su capitán era San Mauricio, también mártir a Dios, porque Él es bueno; eterno su amor (cfr. Sal 135, 1)
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