EL HEROISMO DE LOS SANTOS
Benedicto XVI
¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?" (Mc 10, 17-30). No conocemos muchos detalles sobre este anónimo personaje; sin embargo, con los pocos rasgos logramos percibir su deseo sincero de alcanzar la vida eterna llevando una existencia terrena honesta y virtuosa. De hecho conoce los mandamientos y los cumple fielmente desde su juventud. Pero todo esto, que ciertamente es importante, no basta -dice Jesús-; falta sólo una cosa, pero es algo esencial. Viendo entonces que tenía buena disposición, el divino Maestro lo mira con amor y le propone el salto de calidad, lo llama al heroísmo de la santidad, le pide que lo deje todo para seguirlo: "Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres... ¡y ven y sígueme!" (v.21). He aquí la vocación cristiana que surge de una propuesta de amor del Señor, y que sólo puede realizarse gracias a una respuesta nuestra de amor. Los santos captan esta exigente invitación y emprenden, con humilde docilidad, el seguimiento de Cristo crucificado y resucitado. Su perfección es la lógica de la fe a veces humanamente incomprensible, consiste en no ponerse ya ellos mismos en el centro, sino en optar por ir a contracorriente viviendo según el Evangelio.
¡CONTAMOS CONTIGO!
Para construir un mundo mejor de PAZ Y AMOR; para caminar juntos hacia la LUZ; para encontrar la LIBERTAD verdadera; para ser HOMBRES NUEVOS; para llenar el MUNDO de alegría; para dar a manos llenas con GENEROSIDAD; para sembrar el BIEN y la VERDAD; para ser portadores de ESPERANZA; para seguir las huellas de JESUS. ¡Contamos contigo!, ¿estás dispuesto?... ¡Animo, y a comenzar!
RAICES DEL BIEN
¡Comienza tus días con nobleza de sentimientos, y tus actitudes tendrán grandeza! Desvincúlate de todo tipo de vulgaridad. Ciérrate al pesimismo y a la maledicencia. Ejercítate en la discreción, en el silencio y en la cordialidad. Aliméntate apenas de aquello que enriquece interiormente. Sé una persona positiva y alegre; de aquellas que contagian y levantan el ánimo en cualquier ambiente: en la familia, en el trabajo, en el descanso... en todo lugar. Así colaboras para que ellas, sintiéndose bien, hagan crecer su autoestima. ¡Y tú también creces! ¡En la vida solo crece quien hace crecer al otro!
Benedicto XVI
¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?" (Mc 10, 17-30). No conocemos muchos detalles sobre este anónimo personaje; sin embargo, con los pocos rasgos logramos percibir su deseo sincero de alcanzar la vida eterna llevando una existencia terrena honesta y virtuosa. De hecho conoce los mandamientos y los cumple fielmente desde su juventud. Pero todo esto, que ciertamente es importante, no basta -dice Jesús-; falta sólo una cosa, pero es algo esencial. Viendo entonces que tenía buena disposición, el divino Maestro lo mira con amor y le propone el salto de calidad, lo llama al heroísmo de la santidad, le pide que lo deje todo para seguirlo: "Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres... ¡y ven y sígueme!" (v.21). He aquí la vocación cristiana que surge de una propuesta de amor del Señor, y que sólo puede realizarse gracias a una respuesta nuestra de amor. Los santos captan esta exigente invitación y emprenden, con humilde docilidad, el seguimiento de Cristo crucificado y resucitado. Su perfección es la lógica de la fe a veces humanamente incomprensible, consiste en no ponerse ya ellos mismos en el centro, sino en optar por ir a contracorriente viviendo según el Evangelio.
¡CONTAMOS CONTIGO!
Para construir un mundo mejor de PAZ Y AMOR; para caminar juntos hacia la LUZ; para encontrar la LIBERTAD verdadera; para ser HOMBRES NUEVOS; para llenar el MUNDO de alegría; para dar a manos llenas con GENEROSIDAD; para sembrar el BIEN y la VERDAD; para ser portadores de ESPERANZA; para seguir las huellas de JESUS. ¡Contamos contigo!, ¿estás dispuesto?... ¡Animo, y a comenzar!
RAICES DEL BIEN
¡Comienza tus días con nobleza de sentimientos, y tus actitudes tendrán grandeza! Desvincúlate de todo tipo de vulgaridad. Ciérrate al pesimismo y a la maledicencia. Ejercítate en la discreción, en el silencio y en la cordialidad. Aliméntate apenas de aquello que enriquece interiormente. Sé una persona positiva y alegre; de aquellas que contagian y levantan el ánimo en cualquier ambiente: en la familia, en el trabajo, en el descanso... en todo lugar. Así colaboras para que ellas, sintiéndose bien, hagan crecer su autoestima. ¡Y tú también creces! ¡En la vida solo crece quien hace crecer al otro!
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