Fundado: 24-04-1904 Lima, 13-12-2009 / Año 105 - Nº 5487 - 4000 ejemplares

ALEGRIA Y JUBILO
Lucas 3, 10-18
§
La Palabra de Dios nos invita a la alegría como característica de nuestro testimonio cristiano. "Alegrarse en el Señor": en nuestro lenguaje cotidiano nunca decimos “alegrarse en una persona", sino más bien "alegrarse con una persona" o "por una persona".
§ La Escritura, sin embargo, nos dice: "alegrarse en el Señor”. Estamos llamados a la alegría: podemos alegrarnos en cuando vivimos unidos al Señor. La alegría verdadera sólo brotará de una experiencia de relación, de comunión con el Señor Jesús.
§ La alegría arraigada en la esperanza de la venida de Jesús se expresa en la afabilidad con los otros, en la mansedumbre en las relaciones con mis hermanos, en el buscar siempre lo conveniente, a cada situación por lograr la medida justa con cada hermano.
§ Nuestra alegría debe manifestarse en las obras de justicia, en las obras de una vida "salvada". Para encontrar la paz, el evangelio no me deja sólo con la pregunta: "¿Qué debo hacer?". Quiere ayudarme además a plantearme una pregunta más profunda: "¿A quién debo dar mi corazón?” El Bautista, maestro de moral y de justicia, nos amonesta a no abandonar esta pregunta y nos indica la respuesta, es decir, nos orienta hacia el único que vale la pena mirar, para apostar por él todo el sentido de nuestra existencia.

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