EL VINO DE AMISTAD Y FRATERNIDAD
Juan 2, 1-11
§ Al final de la primera semana de la vida pública de Jesús, San Juan, en su Evangelio, nos narra uno de los siete milagros de Jesús. Es invitado a unas bodas en Caná con sus discípulos. También estaba con ellos María. Y falta el vino y María como madre previsora, le pasa la voz a su Hijo: "no tienen vino" y Jesús: "No ha llegado mi hora". Respuesta difícil de entender. Y Maria, dice: "Haced lo que Él os diga". Ella nos abre su corazón de Madre que siempre está dispuesta a ayudarnos
§ No habían surgido desde hacía tiempo profetas. Se sentían abandonados de Dios. Pero María intuye y se constituye como la intercesora de todos nosotros: Y se produce el milagro. Y la fe de sus Apóstoles y la nuestra, en Cristo, se fortalece. Así como María, la Iglesia tiene que intuir lo que desea Jesús de sus fieles bautizados. Y en la medida que su fe sea viva, se producirán los milagros en los corazones. Y en vez de llegar penas, llega el vino de la gracia de Dios. Corazones que como el agua, sin sabor, se llenan de fe y amor. Porque a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común.
§ Confiemos en María, que nos acerca a Jesús, "hagamos lo que dice Jesús" nuestra vida cambiará por completo, por la experiencia maravillosa de lo que Él hace en nuestra alma cuando lo dejamos obrar.
Juan 2, 1-11
§ Al final de la primera semana de la vida pública de Jesús, San Juan, en su Evangelio, nos narra uno de los siete milagros de Jesús. Es invitado a unas bodas en Caná con sus discípulos. También estaba con ellos María. Y falta el vino y María como madre previsora, le pasa la voz a su Hijo: "no tienen vino" y Jesús: "No ha llegado mi hora". Respuesta difícil de entender. Y Maria, dice: "Haced lo que Él os diga". Ella nos abre su corazón de Madre que siempre está dispuesta a ayudarnos
§ No habían surgido desde hacía tiempo profetas. Se sentían abandonados de Dios. Pero María intuye y se constituye como la intercesora de todos nosotros: Y se produce el milagro. Y la fe de sus Apóstoles y la nuestra, en Cristo, se fortalece. Así como María, la Iglesia tiene que intuir lo que desea Jesús de sus fieles bautizados. Y en la medida que su fe sea viva, se producirán los milagros en los corazones. Y en vez de llegar penas, llega el vino de la gracia de Dios. Corazones que como el agua, sin sabor, se llenan de fe y amor. Porque a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común.
§ Confiemos en María, que nos acerca a Jesús, "hagamos lo que dice Jesús" nuestra vida cambiará por completo, por la experiencia maravillosa de lo que Él hace en nuestra alma cuando lo dejamos obrar.
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