LA PAZ EMPIEZA AL RECONOCER EN EL OTRO A UN HERMANO
Benedicto XVI
L
a paz empieza reconociendo en el rostro del otro a una persona, lo cual sólo es posible si se tiene a Dios en el corazón. "Meditar sobre el misterio del rostro de Dios y del hombre es una vía privilegiada que conduce a la paz". "Ésta, de hecho, comienza por una mirada respetuosa, que reconoce en el rostro del otro a una persona, cualquiera que sea el color de su piel, su nacionalidad, su lengua, su religión". Seguidamente, preguntó: "¿Pero quién, si no Dios, puede garantizar, por así decirlo, la "profundidad" del rostro del hombre?" Y explicó: "En realidad, sólo si tenemos a Dios en el corazón, estamos en condiciones de detectar en el rostro del otro a un hermano de humanidad, no un medio sino un fin, no un rival o un enemigo, sino otro yo, una faceta del infinito misterio del ser humano". Según el Papa, "nuestra percepción del mundo y, en particular, de nuestros similares, depende esencialmente de la presencia en nosotros del Espíritu de Dios". "quien tiene el corazón vacío, no percibe más que imágenes planas, privadas de espesor". "En cambio, cuanto más estemos habitados por Dios, seremos también más sensibles a su presencia en lo que nos rodea: en todas las criaturas, y especialmente en las otras personas, aunque a veces el rostro humano, marcado por la dureza de la vida y del mal, pueda resultar difícil de apreciar y de acoger como epifanía de Dios”
LAS DIMENSIONES DE LA VIDA HUMANA: LA DIMENSION FISICA
E
sta relacionada con el cuidado del cuerpo. Ésta es una maravillosa obra de ingeniería, en la que cada uno de los elementos está perfectamente sincronizado con los restantes y detecta cualquier desequilibrio que se produzca. Así, nos señala cuándo está cansado, tiene hambre, se encuentra en tensión; y nos alerta sobre cualquiera de sus componentes que requiera una atención especial. La dimensión física de la persona es básica en el conjunto de toda ella. Si el cuerpo funciona mal, se está enfermo, es muy probable que las restantes dimensiones se vean alteradas; y viceversa, si cualquiera de las dimensiones, y en especial la mente se verá afectado. La sabiduría romana, hace ya siglos decía: "mens sana in corpore sano"
UNA CHISPA DE VERDAD
Q
uien camina durante el día no tropieza, porque ve la Luz de este mundo. Pero, quien camina en la noche tropieza y cae, porque la Luz no está en él (cfr. Jn 11, 9-10). Si no barres bien tu casa, ocultas desperdicios y acumulas polvo debajo de las alfombras, tarde o temprano la suciedad va aparecer. La mentira no evita el sufrimiento, apenas lo retarda. Una chispa de verdad es capaz de deshacer un torbellino de mentiras. Aunque amarga, la verdad es más dulce que la miel de la mentira. Cuando dices la verdad a una persona, puede dolerle por algún tiempo. Si mientes, el tiempo del dolor es aplazado, pero el dolor en sí es mayor. ¡Y la decepción que provoca tu mentira al ser descubierta no hay tiempo que la haga aplacar!. Entre lo amargo de la verdad y la dulzura de la mentira, ¿Cuál será mejor?
Benedicto XVI
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a paz empieza reconociendo en el rostro del otro a una persona, lo cual sólo es posible si se tiene a Dios en el corazón. "Meditar sobre el misterio del rostro de Dios y del hombre es una vía privilegiada que conduce a la paz". "Ésta, de hecho, comienza por una mirada respetuosa, que reconoce en el rostro del otro a una persona, cualquiera que sea el color de su piel, su nacionalidad, su lengua, su religión". Seguidamente, preguntó: "¿Pero quién, si no Dios, puede garantizar, por así decirlo, la "profundidad" del rostro del hombre?" Y explicó: "En realidad, sólo si tenemos a Dios en el corazón, estamos en condiciones de detectar en el rostro del otro a un hermano de humanidad, no un medio sino un fin, no un rival o un enemigo, sino otro yo, una faceta del infinito misterio del ser humano". Según el Papa, "nuestra percepción del mundo y, en particular, de nuestros similares, depende esencialmente de la presencia en nosotros del Espíritu de Dios". "quien tiene el corazón vacío, no percibe más que imágenes planas, privadas de espesor". "En cambio, cuanto más estemos habitados por Dios, seremos también más sensibles a su presencia en lo que nos rodea: en todas las criaturas, y especialmente en las otras personas, aunque a veces el rostro humano, marcado por la dureza de la vida y del mal, pueda resultar difícil de apreciar y de acoger como epifanía de Dios”LAS DIMENSIONES DE LA VIDA HUMANA: LA DIMENSION FISICA
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sta relacionada con el cuidado del cuerpo. Ésta es una maravillosa obra de ingeniería, en la que cada uno de los elementos está perfectamente sincronizado con los restantes y detecta cualquier desequilibrio que se produzca. Así, nos señala cuándo está cansado, tiene hambre, se encuentra en tensión; y nos alerta sobre cualquiera de sus componentes que requiera una atención especial. La dimensión física de la persona es básica en el conjunto de toda ella. Si el cuerpo funciona mal, se está enfermo, es muy probable que las restantes dimensiones se vean alteradas; y viceversa, si cualquiera de las dimensiones, y en especial la mente se verá afectado. La sabiduría romana, hace ya siglos decía: "mens sana in corpore sano"UNA CHISPA DE VERDAD
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uien camina durante el día no tropieza, porque ve la Luz de este mundo. Pero, quien camina en la noche tropieza y cae, porque la Luz no está en él (cfr. Jn 11, 9-10). Si no barres bien tu casa, ocultas desperdicios y acumulas polvo debajo de las alfombras, tarde o temprano la suciedad va aparecer. La mentira no evita el sufrimiento, apenas lo retarda. Una chispa de verdad es capaz de deshacer un torbellino de mentiras. Aunque amarga, la verdad es más dulce que la miel de la mentira. Cuando dices la verdad a una persona, puede dolerle por algún tiempo. Si mientes, el tiempo del dolor es aplazado, pero el dolor en sí es mayor. ¡Y la decepción que provoca tu mentira al ser descubierta no hay tiempo que la haga aplacar!. Entre lo amargo de la verdad y la dulzura de la mentira, ¿Cuál será mejor?
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