Fundado: 24-04-1904 Lima, 07-02-2010 / Año 106 - Nº 5495 - 4000 ejemplares

SEÑOR, ME HAS MIRADO A LOS OJOS
Lucas 5, 1-11
§
Tanto en el Profeta Isaías, como en San Pablo, y en el Evangelio se nos presenta claramente la llamada del Señor para una misión especial. Isaías se siente por encima de los hombres pero no se siente superior. Y recibe el encargo, reconociendo al que lo llama. También San Pablo, no se siente orgulloso como si el trabajo apostólico fuera fuerza de él, sino que reconoce que “todo es obra de Dios, que obra todo en todos" Y los Apóstoles, cuando Jesús los llama lo siguen sin objeciones.
§ Pablo, llamado, enseña que lo único que salvará es el Evangelio, ¿Y el fundamento para seguirlo sin dudar? Es la resurrección de Cristo, una realidad que tiene muchos testigos, principalmente los Apóstoles que dejándolo todo siguieron a Cristo sin vacilaciones. San Pablo da testimonio de su entrega, “la gracia de Dios no ha sido estéril en mi”, dice.
§ Dios trabaja por medio de los hombres, sin renunciar a su soberanía y a su santidad, porque Dios está siempre pendiente a los sucesos y a las respuestas de los hombres. ¿Cómo respondo al llamado de Dios? Porque Dios llama a todos a colaborar en la salvación de todos. Tengo que pensar que Dios dispone que la salvación de muchos dependa de mí. Qué tremenda responsabilidad.
§ No podemos ser espectadores ociosos. Tenemos que colaborar en la salvación eterna de nuestros semejantes, porque de lo contrario Dios nos pedirá cuenta de acuerdo a nuestra responsabilidad sobre los dones que nos ha dado. No enterremos esos dones; multipliquémoslos con nuestro testimonio de vida allí donde actuamos cada día.

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