Lima, 07-02-2010 / Año 106 - Nº 5495

LA CARIDAD DEBE SER EL DISTINTIVO DEL CRISTIANO
Benedicto XVI
El Papa Benedicto XVI, hizo una reflexión sobre la caridad en cuanto núcleo de la existencia cristiana. “La vía de la perfección no consiste en el poseer cualidades excepcionales sino en la caridad, en el amor auténtico que Dios ha revelado en Jesucristo". El Pontífice agregó que “la caridad es el don más grande, que da valor a todos los otros dones". “Quien ama verdaderamente no busca el propio interés, todo lo perdona, todo lo cree, en todo espera y todo lo soporta". “La caridad es el distintivo del cristiano. Es la síntesis de toda su vida: de aquello que cree y de aquello que hace. El amor es la esencia de Dios mismo, es el sentido de la creación y de la historia, es la luz que da bondad y belleza a la existencia de cada hombre", afirmó Benedicto XVI. Continuando con su reflexión sobre el amor, el Santo Padre dijo que este es “la esencia de Dios mismo, es el sentido de la creación y de la historia, es la luz que da bondad y belleza a la existencia de cada hombre". Finalmente, el Santo Padre recordó a los santos cuya vida es "un himno a la caridad, un cántico viviente al amor de Dios"
ASUMIR LAS DIMENSIONES DE LA VIDA DENTRO DE NOSOTROS
La vida es un arte en el que es necesario saber disponer adecuadamente de los ingredientes básicos, como si se tratase de una receta de cocina. Estos ingredientes son: cuerpo, cabeza, corazón y espíritu. Es decir: físico, inteligencia, afectividad y trascendencia. Las cuatro dimensiones son independientes y cada una de ellas requiere una atención especial, pero las cuatro están estrechamente interrelacionadas y conforman una unidad. Por lo cual, para vivir equilibradamente es necesario destinar un tiempo a cada dimensión y atender cada una a su tiempo. En tal equilibrio es donde reside en gran medida nuestro bienestar. Si somos capaces de vivir equilibradamente, lograremos en la vida cotidiana una armonía mayor y una fricción menor con nuestro mundo exterior, así como más paz y menos inquietud en nuestra vida interior.
SEMILLA DE UN ARBOL BUENO
Del trabajo de tus manos comerás, tranquilo y feliz: tu esposa será viña fecunda, en el bienestar del hogar; tus hijos, frutos de olivo, alrededor de su mesa (cfr. Sal 127,2-3). Ése es el retrato de una familia honrada, en la cual arraigan la amistad y el cariño; el amor es la única ley, y sus miembros son apoyo y estímulo unos a otros. Padre, ¿te has detenido a pensar sobre el padre y esposo que eres? Hijo, ¿te has detenido a pensar que has sido el hijo de quien su madre y su padre se enorgullecen tanto? Y tú, madre, ¿has sido la madre y esposa que tus hijos y esposo soñaron para sí? Si aún no te haces estas preguntas, aprovecha hoy para responderlas, con serenidad; y, si es preciso, ¡pide perdón! La familia es como la semilla de un árbol bueno. Si cuidas de ella con cariño como es debido, germinará fuerte y sólo da frutos bonitos y de calidad.

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