Lima, 16-05-2010 / Año 106 - Nº 5509

VII DOMINGO DE PASCUA
ASCENSION DEL SEÑOR

Celebramos hoy la Ascensión del Señor, el día en que Cristo sube al cielo para comunicarnos luego el Espíritu Santo. El nos prepara un sitio con Él y su Padre en el cielo. Es la fiesta de la esperanza.
PRIMERA LECTURA: Hechos de los apóstoles 1, 1-11
LO VIERON ELEVARSE
En esta primera lectura, san Lucas nos dice que Jesús ha convivido cuarenta días con sus discípulos, y los ha instruido con una nueva luz sobre el sentido del Reino de Dios. El momento de la ascensión del Señor al cielo, es la última acción personal de Jesús en el mundo.
SALMO 46, 2-3.6-7.8-9
Respondemos: "Dios asciende entre aclamaciones, el Señor, al son de trompetas"
SEGUNDA LECTURA: Efesios 1, 17-23
LO SENTO A SU DERECHA EN EL CIELO
San Pablo indica cómo Cristo es dueño, Señor, y está sobre todas las cosas. Nosotros tenemos el Espíritu de Sabiduría para que comprendamos toda la profundidad de la esperanza cristiana y el poder de Jesús para que en nombre de Jesús actuemos.
EVANGELIO: Lucas 24, 46- 53
MIENTRAS LOS BENDECIA, IBA SUBIENDO AL CIELO
El Evangelio de hoy es un resumen del mensaje de san Lucas. Cristo nos invita como Comunidad creyente a continuar su misión en todo el mundo. Por el poder del Espíritu Santo somos también testigos de Cristo. Cristo sube al cielo para que los Apóstoles inicien la obra de predicación.
MARIA
Con emoción y ternura, recuerdo los momentos en que, de niño, cantaba con sentimiento esas lindas alabanzas a María: "Oh María nuestra esperanza", "María cuyo nombre, como conjuro santo, ahuyenta con espanto, la saña de Luzbel"; "Es María que en el cielo brilla, la blanca estrella que me va a guiar" y otras tantas. Más tarde los otros himnos y cánticos latinos: "Alma redemptoris Mater", "Ave maris stella", "Oh sanctissima"... etc. Cómo recuerdo a las dos mujeres que llenaron mi corazón de ternura: Mi mamá, y María Santísima. Recuerdo la alegría de mi mamá cuando arrodillado antes de irme a dormir, muy niño, pude recitar de memoria, yo sólo, el Ave María. Oh María Madre mía, haz que nunca me olvide de invocarte. Noche y día esté en mi corazón, en mi mente y en mi boca, tu nombre bendito. Y digo siempre: "Ruega por mi ahora, y en la hora de mi muerte ven a recogerme y a llevarme a Jesús. María en ti confío cuando me asalta el temor. En que me tienta la desconfianza. Tú eres la estrella que me da claridad en los momentos en que la Luz se esconde. Sálvame Madre.
DON BOSCO Y LA FORMACION EN EL TRABAJO
Es necesario en el trabajo evitar: el trabajo del orgulloso, el cual es diligente y emprendedor, con tal que no se le diga una palabra, ni se le haga una observación; de lo contrario lo deja todo y se retira a cuarteles de invierno cruzando los brazos y haciendo la huelga de la soberbia. Tampoco es bendecido este trabajo, porque Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes, que se alegran por las observaciones y los consejos y no se fían de las propias opiniones y experiencias.

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