Lima, 06-06-2010 / Año 106 - Nº 5513

"Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" Mateo 28, 20
Benedicto XVI
Con frecuencia nos preocupamos afanosamente por las consecuencias sociales, culturales y políticas de la fe, dando por descontado que hay fe, lo cual, lamentablemente, es cada vez menos realista. Se ha puesto una confianza tal vez excesiva en las estructuras y en los programas eclesiales, en la distribución de poderes y funciones, pero ¿Qué pasaría si la sal se volviera insípida? Para que esto no ocurra es necesario anunciar de nuevo con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, núcleo y fundamento de nuestra fe, recio soporte de nuestras certezas, viento impetuoso que disipa todo miedo e indecisión, toda duda y cálculo humano. La resurrección de Cristo nos asegura que ningún poder adverso podrá jamás destruir la Iglesia. Así pues, nuestra fe tiene fundamento, pero hace falta que esta fe se haga vida en cada uno de nosotros. Queridos hermanos y jóvenes amigos, Cristo está siempre con nosotros y camina siempre con su Iglesia, la acompaña y la protege, como él nos dijo: "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Nunca dudéis de su presencia. Buscad siempre al Señor Jesús, creced en la amistad con él, recibido en la Comunión. Aprended a escuchar y conocer su palabra y a reconocerlo también en los pobres. Vivid vuestra existencia con alegría y entusiasmo, seguros de su presencia y su amistad gratuita, generosa y fiel hasta la muerte en cruz. Dad testimonio a todos de la alegría por su presencia, fuerte y suave, comenzando por vuestros coetáneos. Decidles que es hermoso ser amigo de Jesús y que vale la pena seguirlo.
LA PERSEVERANCIA DE LAS AGUAS
Junto con el día que nace, explosiona en ti la voluntad de concretizar proyecto y sueños ardientemente deseados. ¡No desistas! ¡Sé tenaz y perseverante! Realizar los sueños es propio de las personas insistentes y determinadas. Sin tenacidad, sin perseverancia, es imposible alcanzar nuestras metas y nuestros ideales. Es por la perseverancia, por la persistencia, que las aguas, muy despacio, diseñan en toda la naturaleza bellas e inimitables obras de arte. Las realizaciones no caen del cielo, gratuitamente. Antes de que lleguen, se derrama mucho sudor y se aguanta mucho cansancio. Así dice el salmista: "Los que siembran entre lágrimas, cantando han de cosechar" (Sal 125, 5).
LEVANTARE MI VOZ
A partir de hoy mi voz se levantará para hablar de amor y no de odio, de vida y no de muerte, de paz y no de guerra, de bondad y no de maldad, de triunfo y no de fracaso. Para allanar el camino de los que vienen detrás de mí, porque la buena obra de la vida no la hace uno solo. Hoy será el mejor día de todos los días de mi vida, porque la sombra de ayer ya no existe. Y el despertar del mañana no dudo que será mejor.

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