Lima, 29-08-2010 / Año 106 - Nº 5525

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO
Hermanos al celebrar hoy nuestra Eucaristía dominical, abramos nuestro corazón para acoger la Palabra de Dios que tiene un acentuado sabor a humildad. Ser humilde es ser realista. Es saber que somos obras de Dios y le necesitamos.
PRIMERA LECTURA: Eclesiástico 3, 17-18. 20. 28-29
HAZTE PEQUEÑO Y ALCANZARAS EL FAVOR DE DIOS
La primera lectura de hoy está tomada del Libro del Eclesiástico. Nos enseña el valor de la humildad. La persona humilde está abierta a escuchar y responder a Dios. "Cuando más grande seas, más debes humillarte".
SALMO 67, 4-5ac.6-7ab.10-11
Respondemos: "Preparaste, oh Dios, casa para los pobres"
SEGUNDA LECTURA: Hebreos: 12, 18-19. 22-24a
USTEDES SE HAN ACERCADO AL MONTE SION, A LA CIUDAD DEL DIOS VIVIENTE
El autor de la Carta a los Hebreos nos contrasta las dos alianzas de Dios con los hombres. La primera alianza en el desierto era dura y exterior. La segunda con Jesús como Mediador es una alianza de paz, de amor y todos pueden y deben acercarse confiados en la misericordia y en la bondad de Dios.
EVANGELIO: Lucas 14, 1. 7-14
EL QUE SE ENALTECE SERA HUMILLADO Y EL QUE SE HUMILLA SERA ENALTECIDO

El Evangelio de hoy nos trae la parábola en la cual Dios nos invita a la mesa Mesiánica. Nuestra respuesta debe ser humilde. Nuestro puesto también depende de nuestro servicio y de nuestra disponibilidad frente a nuestros hermanos.
SANTA ROSA DE LIMA
Los santos, son los héroes de la Iglesia. Dios les dio el primer impulso a su existencia con todas las cualidades personales que son dones de inteligencia, de voluntad, un cuerpo con todas sus potencialidades. Es el amor lo que nos hace más semejante a Dios. Es lo que hicieron los santos. Santa Rosa de Lima amó a Dios y al prójimo. ¡Cómo se entregó a los demás!: allí están todos sus ardides para darse íntegramente a su Señor y no a los hombres. Allí está el hospitalito, allí sus meditaciones, oraciones, penitencias, etc. para unirse mejor a su Dios. Cuando la familia estuvo en aprietos económicos, cultivaba el huertito, cosía hasta altas horas de la noche, sin descuidar su compromiso con el Señor. Cosas que nos parecen exageraciones, para ella eran medios para facilitarse esta unión con su Dios. Fueron héroes dejaron el barro de esta tierra para conseguir las riquezas del renio de los Cielos, su meta.
DON BOSO Y EL PAPA
El Papa es el Vicario de Cristo en la tierra. Después de cumplir su misión redentora, Jesús se fue de ella, pero en su mismo lugar dejó al Papa. Es verdad que Jesús vuelve y permanece entre nosotros en la Eucaristía, pero en ella permanece mudo; nos alimenta, pero no habla y no nos gobierna de un modo visible. Para hablarnos y gobernarnos, dejó al Papa, "el dulce Cristo en la tierra". Por eso no se le debe al Papa sólo respeto, sino veneración, teniendo en cuenta su excelsa dignidad y sus prerrogativas de Maestro infalible y Pastor supremo, de que lo ha investido Jesús.

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