Lima, 10-10-2010 / Año 106 - Nº 5531

LLEVEN UNA VIDA DIGNA
Benedicto XVI
Deseo dirigirme a vosotros, mis queridos jóvenes. Os apremio a llevar una vida digna de nuestro Señor (cf Ef 4,1) y de vosotros mismos. Hay muchas tentaciones que debéis afrontar cada día -droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol- y que el mundo os dice que os darán felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división. Sólo una cosa permanece: el amor personal de Jesucristo por cada uno de vosotros. Buscadlo, conocedlo y amadlo, y Él os liberará de la esclavitud de la existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual. Dejad de lado todo lo que es indigno y descubrid vuestra propia dignidad como hijos de Dios. Jesús nos ha pedido que oremos por las vocaciones: elevo mi súplica para que muchos de vosotros conozcáis y améis a Jesucristo y, a través de este encuentro, os dediquéis por completo a Dios, especialmente aquellos de vosotros que habéis sido llamados al sacerdocio y a la vida religiosa. Este es el desafío que el Señor os dirige hoy: la Iglesia ahora os pertenece a vosotros.
CREER EN EL AMOR
Amor es vida. Amor es la sonrisa de los niños. La alegría de los que crecerán. Amor es el calor de las manos que se toca, la ternura contenida en cada abrazo. Amor es el perdón que se da, el perdón que se recibe. Amor es celebración de amistades. Es querer el bien de los enemigos. Amor es brazos abiertos para acoger, manos que se extienden para servir. Amor es creer en la fuerza del compartir. Es sentir el suave perfume de la fraternidad. Amor es mirar más allá de lo que se ve: el lado bonito del ser humano. Amor es todo lo que hay de bello y espléndido. De todos los sentimientos, el mayor. Cree en el amor... ¡Tú puedes vivir mejor!
EXISTENCIA
Yo espero de la vida lo que le doy... y para que me de algo bueno procuraré yo darle lo mejor. Me esforzaré para justificar mi paso por ella. Me engrandeceré en las adversidades y tomaré con calma pero con mano decidida y firme la buenaventura. Me reiré de las tristezas pero sin burlarme de ella. Me negaré a lo malo y seré solícito a lo bueno. Me revelaré al fracaso y le sonreiré al éxito. Yo espero de la vida... lo que yo le doy.

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