Lima, 07-11-2010 / Año 106 - Nº 5535

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO
Hermanos en Cristo Resucitado, nos acercamos al final del año litúrgico. Las lecturas nos ayudan a prepararnos para la última venida de Cristo. San Pablo en la segunda lectura, nos dice cómo debemos vivir. Las otras dos lecturas nos hablan de la resurrección de los muertos. La participación en la Eucaristía nos garantiza que seremos recibidos en el reino del Padre donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de su gloria.
PRIMERA LECTURA: 2 Macabeos 6, 1.7, 1- 2.9-14
EL REY DEL UNIVERSO NOS RESUCITARA PARA UNA VIDA ETERNA
La primera lectura nos relata el martirio de los siete hermanos macabeos. Murieron con la firme esperanza de resucitar todos juntos. Los males que sufren los fieles de Dios en esta vida tienen explicación si se espera la recompensa que Dios mismo otorgará en la vida eterna.
SALMO 16, 1.5-6. 6 y 15
Respondemos: "Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor"
SEGUNDA LECTURA: 2 Tesalonicenses 2, 16 - 3, 5
EL SEÑOR LES DE FUERZA PARA TODA CLASE DE PALABRAS Y DE OBRAS BUENAS

La Carta que hoy nos presenta a san Pablo preocupadísimo por las dificultades que sufren los cristianos de Tesalónica. Los enemigos quieren arrebatarles la fe a aquellos cristianos y san Pablo los exhorta para que se mantengan firmes. Los sufrimientos de la vida ordinaria amenazan la fe, pero tenemos que permanecer constantes.
EVANGELIO: Lucas 20, 27-38
NO ES DIOS DE MUERTOS SINO DE VIVOS
En el Evangelio se trata el tema de la resurrección de los muertos que ya resonó en la primera lectura. Cristo explicó a los saduceos que en la vida presente morimos, pero los hijos de Dios van a resucitar y a vivir como los ángeles. Jesús subraya su doctrina sobre la resurrección con la frase final: "Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos".
IDAS Y VENIDAS DE LA VIDA
En las idas y venidas de la vida, algunas situaciones encantan: otras desilusionan... ¡Cosas de la vida! Un mar de rosas que traen consigo también las espinas. Para atraer todas las miradas, las rosas pueden encender la llama de la vanidad en el corazón de quien no sabe convivir con el éxito. Con las espinas ¡es diferente! No envanecen a nade. Todavía, cuando son soportadas con firmeza, proporcionan un aumento de la autoestima, sin excesos de presunción. Sólo rompiendo piedras podrás encontrar diamantes relucientes. Sólo batallando contra las espinas tú cosechas las más bellas rosas. Es por las piedras y por las espinas que tú te superas... ¡Depende sólo de tu actitud frente a ellas! Cuida bien tu corazón, por encima de todo; porque en él está la fuente de la vida (cfr. Pro 4, 23)
DON BOSCO Y LAS VOCACIONES
El don de la vocación, enseña también Don Bosco, viene gratuitamente de Dios; no se hace a todos, ni depende sólo de la voluntad del sujeto, o de los padres, o de los educadores. Siendo don gratuito, que no se hace a todos, se comprende que no todos los que emprenden la carrera eclesiástica o religiosa llegan a la meta. La divina llamada al estado eclesiástico o religioso está garantizada por las señales exteriores que constituyen la idoneidad al sacerdocio o la vida religiosa.

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