Lima, 09-01-2011 / Año 107 - Nº 5544

LA RELIGION EN LA ESFERA PUBLICA
Benedicto XVI
El Estado ha de garantizar a las personas y a la Iglesia el pleno ejercicio de la libertad religiosa, derecho que no sólo tiene una dimensión personal, porque "la misma naturaleza social del hombre exige que este exprese externamente los actos internos de religión, que se comunique con otros en materia religiosa, que profese de modo comunitario su religión" (DH. 3). La libertad religiosa, por tanto, es un derecho, no sólo de la persona, sino también de la familia, de los grupos religiosos y de la Iglesia, y el estado está llamado a tutelar, además de los derechos de los creyentes a la libertad de conciencia y de religión, también el papel legítimo de la religión y de las comunidades religiosas en la esfera pública. El recto ejercicio y el correspondiente reconocimiento de este derecho permiten a la sociedad valerse de los recursos morales y de la generosa actividad de los creyentes. Por eso, no se puede pensar que se logrará el auténtico progreso social recorriendo el camino de la marginación o incluso del rechazo explícito del factor religioso, como en nuestros tiempos se tiende a hacer con distintas modalidades.
Mientras en algunas sociedades se realizan intentos de marginar la dimensión religiosa, las crónicas recientes nos atestiguan que en nuestros días también se llevan a cabo violaciones abiertas de la libertad religiosa. Espero que crezca en todas partes la conciencia de esta problemática y, por consiguiente, se intensifique los esfuerzos para ver realizado, en todas partes y para todos, el pleno respeto de la libertad religiosa.
ENTONCES... ¡DEJAME REZAR!
Una clínica, un quirófano. Tendida sobre la mesa de operaciones, una niña de pocos años. Todo está preparado: la ropa blanca, la mascarilla, guantes finos de caucho, bisturíes, pinzas, tubos... La operación es delicada. Tres doctores en cirugía están presentes.
- A ver niña -dice uno de ellos-, cierra los ojos que vas a dormir.
- Pero es de día -replicó la niña-, y yo nunca duerno de día.
- No importa. Ahora vamos a dormir. Cierra los ojos... Ella repite lo mismo.
- Bueno. Pero ahora tienes que dormir para curarte.
- Bien dice ella. Pero añade: Yo siempre rezo tres Avemarías antes de dormir. ¿Me dejarán rezar ahora?
- Claro, puedes rezar tus tres Avemarías.
Con toda sencillez, la niña se incorpora, se arrodilla, junta sus manecitas y empieza su oración de todas las noches.
Uno de los cirujanos siente una gran emoción. Marcha a su despacho y llora como un niño. Lleva muchos años alejado de Dios.
¡Para cuántos han sido la causa de su salvación, o la de otros, esas tres Avemarías que desde pequeños rezaban al pie de la cama junto a su madre...!
SEMAFORO VERDE
Iniciamos un nuevo año. Vía libre. Los caminos de la vida parten hacia los cuatro puntos cardinales. Los horizontes se ensanchan y llenan de luz. Oremos al Señor diciéndole: "Jesús, con tu gracia, quiero mantenerme firme este nuevo año: Frente a la soberbia que me engríe. Frente a la envidia que empequeñece mi alma. Frente a la lujuria que mancha el corazón y enturbia la mirada. Frente al ansia de diversiones. Frente a todo lo que debilita y carcome mi ser persona humana. Frente al amor tomado como juego. Frente al odio, los rencores y resentimientos que no crean más que violencia. Tu gracia, Señor, haga realidad mis deseos".

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