EL BAUTISMO DEL SEÑOR
Hoy celebramos el Bautismo de Jesús en el río Jordán por Juan Bautista y con esta fiesta terminamos el gran tiempo Navideño. Al salir Jesús del agua, el Padre proclama que Jesús es su Hijo muy amado y el espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre él. Luego de esto, Jesús empieza su misión tal como lo presentan las dos primeras lecturas. Nosotros también, en virtud de nuestro Bautismo, estamos llamados a continuar la misión de Jesús en el mundo de hoy.
PRIMERA LECTURA: Isaías 42, 1-4.6-7
MIREN A MI SIERVO, A QUIEN PREFIERO
Esta lectura del profeta Isaías es el primer canto del Siervo de Yahvé. Este siervo está llamado por Dios y formado por Él para traer la justicia a las naciones. Él es humilde pero lleno de fortaleza; Él es el preferido de Dios y ungido por el Espíritu Santo.
SALMO: 28, 1a y 2.3c-4. 3b y 9b-10
Respondemos: "El Señor bendice a su pueblo con la paz"
SEGUNDA LECTURA: Hechos de los Apóstoles 10, 34-38
UNGIDO POR DIOS CON LA FUERZA DEL ESPIRITU SANTO
La segunda lectura es del libro de los Hechos de los Apóstoles. Ella resume la enseñanza fundamental sobre Cristo, quien fue bautizado y ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Por eso tuvo el poder de proclamar el reino de Dios y de sanar a los enfermos porque Dios estaba con él.
EVANGELIO: Mateo 3, 13-17
APENAS SE BAUTIZO JESUS, VIO QUE EL ESPIRITU DE DIOS SE POSABA SOBRE EL
El relato del Bautismo de Cristo está tomado del Evangelio de Mateo. La escena del Bautismo de Jesús culmina en una manifestación maravillosa. Se abre el cielo, desciende sobre Jesús el Espíritu Santo, se oye la voz del Padre que anuncia la filiación divina de Jesús y su complacencia en su Hijo. Padre, Hijo y Espíritu Santo se manifiestan.
EL MAL A LA LUZ DE LA FE
¿Has considerada alguna vez el mal a la luz de la fe? El mal es el primer encuentro con la realidad. No hay que cerrar los ojos. Hay que enseñar a ver las cosas sin ilusiones. Es el primer encuentro con Dios y su realidad. El mal y la muerte, es como un primer escándalo, el primer llanto de nuestra naturaleza. También Jesús lloró ante la muerte ante la tumba de Lázaro y se emocionó ante la pecadora postrada ante Él. El hombre de fe, no acepta el mal ni la muerte, se rebela y busca solución. Los santos reaccionaron con fuerza ante el mal, el pecado y ante la muerte eterna, buscando siempre con energía la limpieza del alma y esa muerte que gana una vida eterna. Por eso los santos como Domingo Savio decían: "la muerte mas no el pecado". Busquemos la vida eterna y la transfiguración en Dios...
LA SANTIDAD EXIGE EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER
El Maestro divino afirma: "No todo aquel que dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre", (Mt 7,21). "Vosotros seréis mis amigos si hacéis lo que yo os mando" (Jn 15,14). No hay, pues, verdadero amor de Dios sin plena obediencia a la voluntad de Dios. Por consiguiente, la santidad, que consiste en el verdadero amor de Dios, exige el perfecto cumplimiento de su voluntad, o sea, el cumplimiento exacto del propio deber. La voluntad de Dios es que seamos santos (1 Tes 4,3). Por lo tanto, el que hace la voluntad de Dios alcanza la santidad.
Hoy celebramos el Bautismo de Jesús en el río Jordán por Juan Bautista y con esta fiesta terminamos el gran tiempo Navideño. Al salir Jesús del agua, el Padre proclama que Jesús es su Hijo muy amado y el espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre él. Luego de esto, Jesús empieza su misión tal como lo presentan las dos primeras lecturas. Nosotros también, en virtud de nuestro Bautismo, estamos llamados a continuar la misión de Jesús en el mundo de hoy.
PRIMERA LECTURA: Isaías 42, 1-4.6-7
MIREN A MI SIERVO, A QUIEN PREFIERO
Esta lectura del profeta Isaías es el primer canto del Siervo de Yahvé. Este siervo está llamado por Dios y formado por Él para traer la justicia a las naciones. Él es humilde pero lleno de fortaleza; Él es el preferido de Dios y ungido por el Espíritu Santo.
SALMO: 28, 1a y 2.3c-4. 3b y 9b-10
Respondemos: "El Señor bendice a su pueblo con la paz"
SEGUNDA LECTURA: Hechos de los Apóstoles 10, 34-38
UNGIDO POR DIOS CON LA FUERZA DEL ESPIRITU SANTO
La segunda lectura es del libro de los Hechos de los Apóstoles. Ella resume la enseñanza fundamental sobre Cristo, quien fue bautizado y ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Por eso tuvo el poder de proclamar el reino de Dios y de sanar a los enfermos porque Dios estaba con él.
EVANGELIO: Mateo 3, 13-17
APENAS SE BAUTIZO JESUS, VIO QUE EL ESPIRITU DE DIOS SE POSABA SOBRE EL
El relato del Bautismo de Cristo está tomado del Evangelio de Mateo. La escena del Bautismo de Jesús culmina en una manifestación maravillosa. Se abre el cielo, desciende sobre Jesús el Espíritu Santo, se oye la voz del Padre que anuncia la filiación divina de Jesús y su complacencia en su Hijo. Padre, Hijo y Espíritu Santo se manifiestan.
EL MAL A LA LUZ DE LA FE
¿Has considerada alguna vez el mal a la luz de la fe? El mal es el primer encuentro con la realidad. No hay que cerrar los ojos. Hay que enseñar a ver las cosas sin ilusiones. Es el primer encuentro con Dios y su realidad. El mal y la muerte, es como un primer escándalo, el primer llanto de nuestra naturaleza. También Jesús lloró ante la muerte ante la tumba de Lázaro y se emocionó ante la pecadora postrada ante Él. El hombre de fe, no acepta el mal ni la muerte, se rebela y busca solución. Los santos reaccionaron con fuerza ante el mal, el pecado y ante la muerte eterna, buscando siempre con energía la limpieza del alma y esa muerte que gana una vida eterna. Por eso los santos como Domingo Savio decían: "la muerte mas no el pecado". Busquemos la vida eterna y la transfiguración en Dios...
LA SANTIDAD EXIGE EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER
El Maestro divino afirma: "No todo aquel que dice: ¡Señor, Señor! Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre", (Mt 7,21). "Vosotros seréis mis amigos si hacéis lo que yo os mando" (Jn 15,14). No hay, pues, verdadero amor de Dios sin plena obediencia a la voluntad de Dios. Por consiguiente, la santidad, que consiste en el verdadero amor de Dios, exige el perfecto cumplimiento de su voluntad, o sea, el cumplimiento exacto del propio deber. La voluntad de Dios es que seamos santos (1 Tes 4,3). Por lo tanto, el que hace la voluntad de Dios alcanza la santidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario