Lima, 23-01-2011 / Año 107 - Nº 5546

LA HUMANIDAD NECESITA DE DIOS
Benedicto XVI

La humanidad no puede mostrarse resignada a la fuerza negativa del egoísmo y de la violencia, no debe acostumbrarse a conflictos que provoquen víctimas y pongan en peligro el futuro de los pueblos. Frente a las amenazadoras tensiones del momento, especialmente frente a las discriminaciones, los abusos y las intolerancias religiosas, que hoy golpean de modo particular a los cristianos, dirijo una vez más una apremiante invitación a no ceder al desaliento y a la resignación. Os exhorto a todos a rezar a fin de que lleguen a buen fin los esfuerzos emprendidos desde diversas partes para promover y construir la paz en el mundo. Para esta difícil tarea no bastan las palabras; es preciso el compromiso concreto y constante de los responsables de las naciones, pero sobre todo es necesario que todas las personas actúen animadas por el auténtico espíritu de paz, que siempre hay que implorar de nuevo en la oración y vivir en las relaciones cotidianas en cada ambiente.
SAN JUAN BOSCO
Cuando era jovencito, Juan iba con su madre al mercado a vender los productos del campo, viviendo una vida familiar de corresponsabilidad. Era un mozarrón despierto y vigoroso que aún no sabía leer. En esto, se le ocurre ser sacerdote. Y para iniciar sus experiencias, atrae los domingos a la gente junto a su casa, en un predio donde crecían dos perales. Allí hace de saltimbanqui y prestidigitador. Así entretiene santamente a todos los convecinos. Empieza a estudiar en una escuela pública, a 5 kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios, como buen miembro de una familia campesina, no le teme a cualquier tipo de trabajo. Por fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín. Lo primero que hace es recoger chiquillos de la calle. Le siguen como si fuera un titiritero. Para eso funda los Oratorios de San Francisco de Sales. Más tarde, para atender a esa gente pequeña, funda la Congregación de los Padres Salesianos, que se extiende pronto por toda Italia, Francia y España. Es el educador de los tiempos modernos; se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión. Es el auténtico tipo de audaz soldado de Cristo.
LA ELECCION
El Señor nos ha dado la posibilidad de escoger entre la vida y la muerte: "He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida" (Deut. 30, 19). Podemos amarlo y obedecer sus mandamientos, o podemos adorar y servir a otros dioses. Podemos también recibir a Jesús en nuestra vida como Verdad, Luz, Camino, Vida y permanecer unidos para siempre a Él, o podemos rechazarlo y estar lejos de Él en las tinieblas sin Él. La mejor elección es clara. Aceptar el regalo de Dios, de su Hijo Jesús: ¡escoge la vida!

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