Lima, 06-02-2011 / Año 107 - Nº 5548

SANTOS NO SON ADORNO SINO MUESTRA DE VITALIDAD DE LA IGLESIA
Benedicto XVI
Papa Benedicto XVI recordó que la santidad "es la vocación a la que todos estamos llamados" y explicó que los santos no son un adorno exterior sino una muestra tangible de la vitalidad de la Iglesia. "La santidad se sitúa en el corazón del misterio eclesial y es la vocación a la que todos estamos llamados. Los santos no son un adorno que recubre la iglesia desde el exterior, sino que son como las flores de un árbol, que revelan la vitalidad inagotable de la savia que circula en él". "Es hermoso contemplar así la Iglesia, que asciende hacia la plenitud del Vir perfectus; en una continua y progresiva madurez, impulsada con dinamismo hacia el pleno cumplimiento en Cristo".
UNA AVENTURA EN NUESTRAS MANOS
La aventura de vivir está en nuestras manos. Sólo somos dueños del ahora y del aquí; el pasado ya no lo podemos modificar; el futuro lo desconocemos y nada podemos hacer sobre él. Sólo el presente es nuestro es el momento más fascinante, el momento que con libertad podemos administrar como nos parezca. Aprovechemos el presente para dar al futuro la dirección que preferimos. Vivamos el presente aprovechando la sabiduría del pasado y el estímulo del porvenir, de un porvenir que queremos más humano y más fecundo. Hay vidas largas, pero estériles, y vidas muy breves, pero fecundas. Todo depende del cómo hemos vivido y no del cuánto hemos vivido: lo que importa es la calidad de vida, la intencionalidad que pongas en tu vivir, no la cantidad. La cuestión en definitiva no es de extensión, sino de intensidad.
SEGUIR CULPANDOSE
Cuando pecamos y herimos a otras personas nos encontramos en una posición similar a la de los hermanos de José. Es entonces cuando el Espíritu Santo nos recuerda el precio que Jesús pagó en la cruz por nuestras ofensas. Él dice, en efecto: "No os entristezcáis ni os enojéis con vosotros mismos". Si tiendes a seguir culpándote después de haberte arrepentido y confesado tus pecados delante de Dios, piensa en la actitud que estás tomando. Estas manteniendo vivo el recuerdo de tus pecados por tu enojo contigo mismo. Pera vencer esto, concéntrate en el sacrificio de Cristo en la Cruz, no en tu pecado. Piensa en lo que Él ha hecho, no en lo que has hecho tú. Puesto que Jesús ha perdonado tu pecado, tú puedes olvidarlo.

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