¡SI NO VEO, NO CREO!
Si la resurrección de Jesús no tuviera efecto alguno en la vida del discípulo, si no tuviera como sentido final la re-creación del ser humano y, por tanto, la recreación de un nuevo orden, entonces la Resurrección de Jesús hubiera sido un asunto particular entre el Padre y su Hijo. Pero, como la Resurrección de Jesús es la base y el fundamento de una Comunidad y el horizonte hacia el cual tiende toda la creación, tanto el Evangelio de hoy como la primera lectura de los Hechos nos iluminan sobre ese horizonte y cuáles son los efectos inmediatos de la Resurrección.
Las fallas y las caídas en el proceso de construcción de una comunidad igualitaria y justa no hay que verlos como la demostración de que no se puede lograr esa construcción; esos aspectos negativos se pueden percibir como el signo de que no es fácil, pero no imposible, si hay plena conciencia de que ése es el "proyecto" de Dios. Por ese "proyecto", Jesús derramó su sangre y entregó su vida. Para que también nosotros nos comprometamos con Él. Para lograrlo, el único camino es la caridad, las obras de misericordia, el amor-perdón.
Ese es el principal sentido de la Resurrección, que los discípulos no entienden de manera inmediata.
Si la resurrección de Jesús no tuviera efecto alguno en la vida del discípulo, si no tuviera como sentido final la re-creación del ser humano y, por tanto, la recreación de un nuevo orden, entonces la Resurrección de Jesús hubiera sido un asunto particular entre el Padre y su Hijo. Pero, como la Resurrección de Jesús es la base y el fundamento de una Comunidad y el horizonte hacia el cual tiende toda la creación, tanto el Evangelio de hoy como la primera lectura de los Hechos nos iluminan sobre ese horizonte y cuáles son los efectos inmediatos de la Resurrección.
Las fallas y las caídas en el proceso de construcción de una comunidad igualitaria y justa no hay que verlos como la demostración de que no se puede lograr esa construcción; esos aspectos negativos se pueden percibir como el signo de que no es fácil, pero no imposible, si hay plena conciencia de que ése es el "proyecto" de Dios. Por ese "proyecto", Jesús derramó su sangre y entregó su vida. Para que también nosotros nos comprometamos con Él. Para lograrlo, el único camino es la caridad, las obras de misericordia, el amor-perdón.
Ese es el principal sentido de la Resurrección, que los discípulos no entienden de manera inmediata.
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