Lima, 19-06-2011 / Año 107 - Nº 5567

SANTISIMA TRINIDAD
El Evangelio nos presenta la más maravillosa imagen de Dios: "Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo, para que el que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna". Para eso encarnó a su Verbo Eterno para estar con nosotros y envío al Espíritu Santo para que esté ¡DENTRO DE NOSOTROS! Qué maravilla: ¡Todo un Dios se humaniza y toda la humanidad se diviniza!
PRIMERA LECTURA: Ex 34, 4b-6.8-9
El Exodo nos trasmite la experiencia intima de Moisés frente a Dios, que se revela como el Dios compasivo y misericordioso.
"'En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en sus manos las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés invocó el nombre del Señor. El Señor pasó delante de él, proclamando: "Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad". Moisés, al momento, se inclinó a tierra y se postró. Y le dijo: "Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque éste sea un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como tu herencia"
SALMO: Dn 3, 52-56
Respondemos: "A ti gloria y alabanza por los siglos"
SEGUNDA LECTURA: 2 Co 13, 11-13
Pablo saluda a la comunidad, invocando sobre ella a Aquel que es fuente de comunión y que nos convoca para la misión.
"Hermanos: estén alegres, busquen la perfección, anímense; tengan un mismo sentir y vivan en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. Salúdense mutuamente con el beso santo. Les saludan todos los hermanos en la fe. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la Comunión del Espíritu Santo permanezcan siempre con ustedes".
ALELUYA, ALELUYA:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene.
EVANGELIO: Jn 3, 16-18
El Evangelio nos remite al amor del Padre que nos envió a su Hijo al mundo para salvarnos. Quien crea en Él tiene la vida eterna, plena y realizada.
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. El que cree en Él no será condenado; por contrario, el que no crea está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

No hay comentarios: