Lima, 10-07-2011 / Año 107 - Nº 5570

DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO
La Palabra de Dios es una "semilla buena". El Señor nos asegura que "ella no vuelve a Él, estéril". Su fecundidad depende de la "buena tierra" que la recibe: alguien que al oírla, la deja penetrar en su inteligencia y en su corazón. Pero, no siempre estamos "preparados".
PRIMERA LECTURA: Is 55, 10-11
Isaías nos enseña la dinámica del diálogo de Dios con su Pueblo, que siempre es eficaz, con tal que crea.
"Así dice el Señor: Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo".
SALMO 64
Respondemos: "La semilla cayó en tierra buena y dio fruto"
SEGUNDA LECTURA: Rom 8, 18-23
La mirada de Pablo, sobre la historia y el mundo, nos coloca en perspectiva de esperanza por la liberación de toda esclavitud que ata a la humanidad y a la creación.
"Hermanos: sostengo que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy; la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no solo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo".
ALELUYA
La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; quien lo encuentra vive para siempre.
EVANGELIO: Mateo 13, 1-23 (Breve)
Mateo nos invita a entrar en la dinámica de la Evangelización y descubrirnos como tierra que tiene que ser labrada, para acoger la semilla del Reino.
"Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en las orillas. Les habló mucho rato en parábolas: Les decía: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotaron en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se marchitaron y por falta de raíz se secaron. Otras cayeron entre espinos, que crecieron y la ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio fruto: unas, ciento, otras sesenta; otras treinta. ¡El que tenga oídos que oiga!".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 2, 1: "Hijo mío, sí tratas de servir al Señor, prepárate para la prueba"

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