Fundado: 24-04-1904 Lima, 14-08-2011 / Año 107 - Nº 5575 - 4000 ejemplares

¡EL QUE LA SIGUE, LA CONSIGUE!
Cómo nos llena de ánimo y entusiasmo ver y oír a jovencitos y personas con un IDEAL CLARO en sus vidas y su lucha denodada para conseguirlo. Para ellos no hay ni tiempo ni edad. He encontrado personas que, aun casadas y con hijos, siguen estudiando y esforzándose por conseguir sus anhelos y mejorar su situación. Humildes trabajadores, que hoy se glorían de tener a todos sus hijos PROFESIONALES. Para ellos nunca existió la palabra: ¡NO PUEDO! Hay muchos chicos y chicas capaces de renunciar a sus gustos propios de la edad por un bien mayor y mejor, aunque en el presente lo vean muy lejano. ¡ELLOS SI TRIUNFARAN! Lamentablemente vemos a otras personas, y son muchas, ya desanimados de la vida, que no se esfuerzan, que pierden tiempo en complacer sus gustos... Desgraciadamente el tiempo pasa y no perdona. Una juventud que ha nacido cansada, sin ideales, sin garra, sin camiseta, sin sentido.
Estoy convencido que esta situación es fruto de un peligro en crecimiento: su poca o escasa formación en sus familias, primeras responsables de su futuro. La exigencia, la disciplina, el capacitarlos para que se desarrollen positivamente en la vida, el hacerles entender la vida con sus claros y oscuros desde pequeños, es ESENCIAL para el mañana. Constatamos que muchos fracasos de hoy, dependen de esta falta de formación. Ya hemos dicho, en otra ocasión, que el "chocherismo" va avanzando. El proteccionismo mal entendido va en aumento. El querer hacerlo todo y que los hijos no hagan nada en casa, sigue aumentando. CONSECUENCIAS: Estarán incapacitados para resolver sus problemas del mañana. Les faltarán ganas, entusiasmo, capacidad de sufrimiento para enfrentar la vida. En una palabra, NO SABRAN HACER, NADA. ¿Qué profesionales para el mañana? ¿Qué calidad de esposos educadores? Recordemos que "quien siembra vientos, cosechará tempestades". Qué bien lo del Evangelio de hoy, cuando Cristo ensalza la fe perseverante y constante y sanamente terca de la cananea. Sólo Él nos dará esa sana testarudez en que, confiando en Él, TODO LO PODREMOS. ¿LO HAS PENSADO?

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