Lima, 14-08-2011 / Año 107 - Nº 5575

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO
Para Dios no hay excluidos: Dioses Padre de todos y Jesús murió por todos. No podemos negar las diferencias ni entre las religiones ni entre las personas, pero por ello no debemos ser "adversarios", mucho menos "enemigos". Jesucristo ha dicho: "... mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos". Por eso, debemos comprender, amar y ayudara todos.
PRIMERA LECTURA: Is 56,1.6-7
Isaías proclama una gran convocación de parte de Dios para todos los hombres y mujeres que practican y luchan por la justicia y el derecho, signos del Reino de Dios.
"Así dice el Señor: "Observen el derecho, practiquen la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han unido al Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios: porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos".
SALMO 66
Respondemos: "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben"
SEGUNDA LECTURA: Rm 11, 13-15.29-32
Pablo proclama la misericordia de Dios para todos: judíos o gentiles y, para todos, siempre está a disposición el amor de Dios.
"A ustedes, que son de origen pagano, les aseguro que en mi condición de Apóstol de los paganos, hago honor a mi ministerio provocando los celos de mis hermanos de raza, con la esperanza de salvar a algunos de ellos. Porque si la exclusión de Israel trajo consigo la reconciliación del mundo, su reintegración, ¿no será un retorno a la vida?
Porque los dones y el llamado de Dios son irrevocables. En efecto, ustedes antes desobedecieron a Dios, pero ahora, a causa de la desobediencia de ellos, han alcanzado misericordia. De la misma manera, ahora que ustedes han alcanzado misericordia, ellos se niegan a obedecer a Dios. Pero esto es para que ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos.
ALELUYA
Jesús proclamaba el Evangelio del reino, curando las dolencias del pueblo.
EVANGELIO: Mt 15, 21-28
Mateo nos impulsa a descubrir que la fe en Cristo no tiene condicionamientos de ningún tipo, sólo debemos creer y esperar de todo corazón en Jesús.
"En aquel tiempo, Jesús se marcho y se retiro al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, procedente de aquellos lugares, se puso a gritarle: -"Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo". Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: -"Atiéndela, que viene detrás gritando". Él les contestó: -"Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel". Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: -Señor, socórreme". Él le contestó: -No está bien echar a los perros el pan de los hijos". Pero ella replicó: -"Tienes razón, Señor; pero también los perro se comen las migajas que caen de la mesa de los amos". Jesús respondió: -"Mujer, qué grande es tu fe: que se cumplirá lo que deseas". En aquel momento quedó curada su hija".
PILDORA SALUDABLE
Ecl 2, 6: "Confía en Dios, y él te ayudará; procede rectamente y espera en él"

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