Fundado: 24-04-1904 Lima, 15-01-2012 / Año 108 - Nº 5597 - 4000 ejemplares

¿LA CURIOSIDAD ME MATA?
El progreso rapidísimo y agigantado de "la Comunicación" y el fenómeno de la curiosidad van de la mano. La juventud corre vertiginosa en este sentido: lo busca todo, lo quiere saber todo, quiere comunicarlo todo, sus relaciones crecen momento a momento... Se van creando amistades por internet, se comunican por la Web, se aumentan los amigos, los enamoramientos y hasta los compromisos de matrimonio obviando la presencia física. La sed de curiosidad va en aumento al compás de "la Comunicación". Nada digamos el averiguar la VIDA INTIMA de los demás. Esto sería lo superlativo, si la curiosidad fuera por conocer lo bueno de la Creación de Dios. Lamentablemente, un alto porcentaje es para saciar una curiosidad malsana. Las consecuencias, ya las estamos cosechando: crece el conocimiento pero no la sabiduría; aumenta el compañerismo pero no la verdadera amistad... aumentan los encuentros amorosos; pero no la responsabilidad de lo que significa traer un hijo al mundo. Se quiere correr y correr, pero sin marcar etapas de maduración: chiquillos y chiquillas convertidos en padres a los 11, 12, 13 años... Un afán desmedido en querer ingresar a la universidad, saltando etapas de conocimiento, preocupados sólo por ingresar... lo antes posible... (ya hay alumnos ingresados hasta antes del cuarto de secundaria... ) es como querer comer fruta verde... Lo peor es que NI SE SABE QUE ES LO QUE SE QUIERE ESTUDIAR, NI QUE PROFESION SEGUIR: "Ya adentro, lo decidiré", piensan muchos. El Evangelio de hoy nos ilumina: hay que ser curiosos, pero para conocer la fuente de la sabiduría que es Jesucristo. Escuchemos su invitación: "Vengan y verán". Sólo en Él nuestra curiosidad será saciada y orientada al conocimiento de los verdaderos valores.

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