Fundado: 24-04-1904 Lima, 29-01-2012 / Año 108 - Nº 5599 - 4000 ejemplares

¿EDUCAMOS CON AUTORIDAD MORAL?
Desde que Sendero Luminoso invadió Ayacucho sin cara ni rastro y se desplazó por las cordilleras, hasta los días en que Tarata remeció la capital, hubo decenas de miles de muertos documentados, y miles más sin nombre. Asesinatos, desapariciones, secuestros, violaciones, explosiones y tiros de gracia eran las palabras que describían al Perú de esa época. Los que no venimos de los pueblos que fueron de solados por entero parecemos haber olvidado, especialmente nuestra juventud contemporánea. Hoy, nuestros hijos, confunden a Guzmán con un director de cine y a lparraguirre con una cantante criolla. Lima nunca vivió lo que vivió la sierra. En la capital conocimos el pavor de los coches-bomba y los secuestros, pero no el sentimiento que atraviesa el cuerpo cuando asaltan tu pueblo por la noche, violan a tu madre y hermana y abren el cráneo de tu padre con un machete para forzarte a que te unas a su demencia y que el 75% de las víctimas fueron campesinos quechua hablantes. Este panorama se completa con toda la información, también horrible, de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Y hoy, estas personas, debido a esta falta garrafal de memoria histórica, pretendan ingresar al plano político y dirigir la nuestra Nación. Nos llama la atención que el Ministerio de Educación permita este vacío histórico en la educación de nuestra juventud y que ellos, ignorantes de este capítulo desastroso de nuestra patria, tengan que optar y elegir a sus futuros gobernantes. Por otro lado, en la patria chica de nuestras familias, no basta con repetir fórmulas de comportamientos educativos, sino que es imprescindible confirmarlos con la coherencia de nuestra vida para que nuestra Educación sea creíble y practicable. Hoy, el Evangelio nos presenta a un Jesucristo Educador respaldado por la autoridad de la verdad, de la justicia, de la paz, y sobre todo, por la autoridad de su vida: "Sí no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por mis obras" Jn 10, 38.

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