Fundado: 24-04-1904 Lima, 26-02-2012 / Año 108 - Nº 5603 - 4000 ejemplares

¿CONVERTIRME YO?
Yo no mato, no robo, no «chupo». No tengo pecado. Entonces, ¿por qué tanta «alaraca»? En todo caso, ¿De qué y, a qué tengo que convertirme?. En el Evangelio tenemos un ejemplo de quien necesita conversión: el episodio de la oración del fariseo y del publicano: '¡Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como ese publicano. Ayuno 2 veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias'. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!'. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquel, no. Porque todo el que se ensalce, será humillado y el que se humille, será ensalzado" (Lc 18,11). Otros, por el contrario, creen que están justificados porque rezan mucho, ofrecen sacrificios, frecuentan el culto, no se pierden una procesión, un retiro, una conferencia; sin embargo, miren lo que dice Yahve por boca de Isaías: "¿A mí qué, tanto sacrificio vuestro? Harto estoy de holocaustos de carneros y de sebo de cebones; y sangre de novillos y machos cabríos no me agrada... no sigáis trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detestable. Novilunio (Luna nueva), Sábado, Convocatoria, Solemnidad: no tolero falsedad, mi alma los aborrece... Y al extender vuestras palmas, me tapo los ojos para no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda... Así fueran vuestros pecados como la grana, cual nieve blanquearán. Así fueren vuestros pecados rojos como el carmesí, cual la lana quedarán" (1, 10-20). Un cambio de mentalidad de 180º es muy difícil; pero no imposible. El evangelio de hoy nos da la clave: CREER EN EL EVANGELIO. Creer en las Palabras de Jesús que son la Revelación de Dios hacia nosotros. Lo que Dios nos ha querido decir por su Verbo Encarnado, Jesucristo, para poder convertirnos y cambiar de modo de pensar, querer y actuar. Sólo así llegaremos, veremos, entraremos y poseeremos el Reino de Dios. ¿En dónde encontraré todo esto? Todo está resumido en el CATECISMO CATÓLICO. ¡ANIMO, NO PIERDAS TIEMPO. ESTUDIALO (CREELO), CELEBRALO Y VIVELO!

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