Fundado: 24-04-1904 Lima, 18-03-2012 / Año 108 - Nº 5606 - 4000 ejemplares

¡NUESTROS IDOLOS, TIENEN SABOR... A NADA!
Hoy como ayer, insatisfechos, seguimos buscando nuestros ídolos y dioses que calcen a nuestra medida, a nuestros deseos, a nuestros caprichos. Siempre vamos como el "picaflor" volando de flor en flor. Buscamos un absoluto paliativo, dándole la espalda y lamentándonos de que no le vemos, de que Él no está con nosotros, de que es el Ausente. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué queremos tapar el sol con dedo? ¿Hasta cuándo seremos ciegos voluntarios? Desgraciadamente, por no querer ver, vamos en búsqueda vertiginosa de los SUSTITUTOS DE DIOS. Nos atraen terriblemente, nos enloquecen, nos causan euforia, hasta exponemos nuestras vida por ver, escuchar e imitar a los cantantes de ultimísima moda, somos fanáticos de algún equipo de fútbol, o de algún deporte, somos dependientes de tantas cosas: películas de acción, de terror, de crímenes, de la droga, del "trago corto o largo", del sexo placer, etc. Al final, NADA NOS SATISFACE, NADA NOS LLENA. Entonces se produce en nuestro interior UN VACIO TERRIBLE que nos lleva a la DEPRESION, SIN SENTIDO DE LA EXISTENCIA, a no entender NI LA VIDA NI LA MUERTE. ¡Qué horrible situación! En este contexto ya no se tendrá ganas para nada.
El Evangelio de hoy viene en nuestra ayuda. Nos presenta que el único Absoluto es Dios, presente en su Hijo amado, Jesucristo. Él dará respuesta a todos nuestros interrogantes y llenará y saciará todas nuestras inquietudes y apetencias con valores imperecederos, siempre y cuando CREAMOS EN ÉL, LE SIGAMOS Y VIVAMOS COMO ÉL.

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