Lima, 18-03-2012 / Año 108 - Nº 5606

DOMINGO IV CUARESMA
Los cristianos creemos en un Dios lleno de amor por nosotros, que permanece fiel, aún frente a los rechazos, infidelidades y miserias del hombre. No se retira, ni siquiera atenúa su amor. Lo multiplica, evidenciándolo al enviarnos a su propio Hijo, su Verbo Encarnado.
PRIMERA LECTURA: 2 Cro: 36, 14-16. 19-23
Dios actúa y habla a su pueblo llamándole siempre a ser fiel, aún en medio de la desobediencia y el pecado, pues si Él es exigente, también es misericordioso.
"En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los paganos, y mancharon la casa del Señor, que el Señor había consagrado en Jerusalén. El Señor Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que la ira del Señor se encendió sin remedio contra su pueblo. Los Caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; prendieron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los Persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los 70 años». En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, Rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia: 'El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre ustedes pertenezca a su pueblo, que parta hacia allá, y que su Dios lo acompañe'»".
SALMO 136
Respondemos: "Que no me olvide de ti, Señor"
SEGUNDA LECTURA: Ef 2, 4-10
Pablo nos exhorta a acoger la Gracia y la Salvación que Dios nos ofrece en su Hijo Jesús, que se entregó para salvarnos del pecado, de la ignorancia y del sin sentido de la vida.
"Hermanos, Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo, por pura gracia están ustedes salvados, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con Él. Así quiso mostrar a los siglos venideros la inmensa riqueza de su Gracia, por la bondad que nos manifestó en Cristo Jesús. Por la Gracia en efecto, han sido salvados mediante la fe. Y no se debe a ustedes, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que Él nos asignó para que las practiquemos".
ANTES DEL EVANGELIO:
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único. Todo el que cree en Él tiene vida eterna"
EVANGELIO: Juan 3, 14-21
Juan nos invita a leer el signo de la serpiente en alto, ya descubrir el significado de Cristo en la Cruz, Salvación, Reconciliación y Liberación verdadera para todo hombre y mujer en este mundo.
"En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios mandó su Hijo al mundo no para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. El que cree en Él no será condenado; por el contrario, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios»".
PILDORITA SALUDABLE
Ecl 3, 18: "Cuanto más grande seas, más deberás humillarte; así agradarás a Dios"

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