¿QUIÉN SOY YO? "¡EL MÁS, MÁS!"
Es la clásica expresión de nuestra criollada cuando tratamos de encubrir el complejo del "arribismo". Con esta actitud interna llegaríamos hasta justificar la famosa frase: "El fin justifica los medios" atribuida a Nicolás Maquiavelo (Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, Florencia, 1469-1527). Así, con tal de "subir", "ascender", a tener el protagonismo, llegar a altos puestos, es capaz de "serrucharle el piso" a cualquiera. Y esto, en todo campo, lugar y circunstancia, buscando siempre el propio provecho, sin importarle la necesidad del prójimo. De este modo no se construirá jamás una familia, un grupo humano, una sociedad.
¡Qué diferente es la enseñanza de Jesús! El que quiera ser su discípulo que ame a su prójimo, como Él lo ha amado (Jn 13,35). El que quiera ser grande, será su servidor y el que quiera ser el primero, será su esclavo pues "el hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir" (Mt 20,26). Y esto tendremos que predicarlo con ese "celo paulino": insistiendo a tiempo y a destiempo, reprendiendo, amenazando, exhortando con toda paciencia y doctrina (2Tm 4). Ésta será la misión que brotará de nuestro bautismo, que nos Cristifica y nos injerta en Jesucristo (Rm 6,5) unificándonos para llegar a ser una sola Iglesia, porque "Uno es el Señor, una la fe, uno el bautismo, un solo Dios y Padre de todos" (Ef 4,5-6). Sólo estando unidos a Cristo y, en Él entre nosotros seremos capaces de cumplir la misión de Evangelizadores que nos ha encomendado en el momento de su Ascensión a los cielos.
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