Fundado: 24-04-1904 Lima, 10-06-2012 / Año 108 - Nº 5618 - 4000 ejemplares

SANTÍSIMO CUERPO DE JESÚS
Desde el siglo XIl, la devoción eucarística se inclinó hacia la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Fue una reacción contra las herejías de Berengario de Tours, francés (¿1000?-1080), que negaba tal presencia. La práctica eucarística de entonces se caracterizaba por un fuerte deseo de ver la hostia y el cáliz en la misa, acompañado por un temor reverencial ante la presencia real y ante la propia indignidad personal. Ver y venerar la Hostia era una forma de comunión espiritual, disminuyendo concretamente la Comunión. Se hacía necesaria introducir una nueva fiesta Eucarística de la Presencia Real. La iniciativa llegó de un una monja del claustro, la beata Sor Juliana de Mont Cornillon (+1258), de Lieja, Bélgica. En 1208, Juliana tuvo su primera visión. Observó la luna llena con una mancha oscura. Aquella mancha significaba la ausencia de una fiesta Eucarística. Ella recibió el encargo de promoverla. En 1240, Roberto, obispo de Lieja, estableció la fiesta en su diócesis, para el segundo domingo después de pentecostés. En 1251 el legado papal, cardenal Hugues de Saint-Cher, inauguró la fiesta en Lieja, celebrándose el jueves después de la octava de pentecostés. En 1264, el papa Urbano IV la extendió a toda la Iglesia. El decreto permaneció inactivo durante 50 años. En 1317 Juan XXII publicó el decreto, llegando a ser una de las fiestas más populares en la Iglesia. En 1279, aparece la primera Procesión, llevando la Eucaristía por las calles en los relicarios. Más tarde aparecerían las custodias.

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