¡AQUÍ, MANDO YO!
¡Yo soy el jefe! ¡A mí se me obedece y a mí se me sirve! Esa ha sido siempre la META de la humanidad, desde sus albores. Llegar a ser Cabeza, jefe, cacique, rey, emperador, presidente de una tribu, pueblo, reino, nación, república. Y siempre ha existido la lucha por llegar a tener ese mando, pues significaba llegar AL PODER. La historia es testigo de los fatales errores que se han cometido al respecto: Discriminación, división social, injusticias, enriquecimiento ilícito, esclavitud, guerras injustas, crímenes, abortos, etc.
¿CUÁL ES LA RAZÓN? El desequilibrio ocasionado por el Pecado Original, al habernos alejado voluntariamente de Dios. Dios nos ha creado de otra manera, NO como HEMOS QUERIDO SER NOSOTROS. En efecto, la voluntad de Dios la encontramos en la pura Naturaleza humana. La sana inteligencia descubre, especifica y purifica LA VERDAD, que, al ser UN BIEN MÁXIMO que nos DESARROLLARÁ, NOS PURIFICARÁ Y NOS LIBERARÁ, será apetecible, ORIGINANDO EL AUTÉNTICO AMOR. Todo esto se realizará en la realidad de la FAMILIA, IMAGEN Y SEMEJANZA CON DIOS. Allí se activará, se ejercitará y se desarrollará EL AMOR. Éste originará la indisolubilidad matrimonial vida, la fecundidad, la vida, la comunidad, los pueblos...
En el seno familiar, será posible el proceso natural: el amor máximo llevará a capacitarnos para abrazar el máximo de los sufrimientos (el alumbramiento materno), PARA DAR LA VIDA TERRENA, máxima REALIZACIÓN, GLORIA Y TRIUNFO DE LA MUJER.
En el seno familiar, tendrá origen el sentido auténtico de la AUTORIDAD. ¿No son acaso los padres los que detentan la máxima autoridad? Y, ¿no son ellos los que estarán al SERVICIO DE SUS HIJOS? Qué lindas conclusiones, pues: ¡AMOR, que da la vida! ¡AMOR, al SERVICIO de los hijos! Consecuentemente, sin AMOR, sobreviene la MUERTE, EL SERVILISMO de los súbditos.
Cuando Jesucristo nos pide que nos amemos y que ésta AUTORIDAD sea EL SERVICIO, no nos está pidiendo algo fuera de lo normal, pues ya está presente en la NATURALEZA HUMANA, está en LA FAMILIA, en los PADRES, en la madre. La eficacia de la Redención de Jesucristo será volver a rescatar lo que Dios quiso hacer de nosotros al CREARNOS. En eso consistirá nuestra conversión, redención, liberación y salvación. Tenemos la oportunidad de crecer en esa dignidad humana: ser hijos de Dios. De lo contrario seremos semejantes a los cangrejos: ¡siempre para atrás!
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