XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
Pareciera que todos quisiéramos ser los primeros: en prestigio, en reconocimiento, en ser servidos. Jesús no nos llama a rechazar cargos de responsabilidad. Más aún: todos, por modesta que sea nuestra vida, figuramos de alguna manera: en nuestra familia, en el trabajo, en el barrio, en la parroquia. Jesús nos recuerda nuestra vocación común: servir, siendo el último, pasando inadvertido no buscando reconocimiento. ¡Qué lejos estamos de los criterios Evangélicos!
PRIMERA LECTURA: Sb 2, 12.17-20.
Se nos expone el drama del hombre justo frente a un mundo que no percibe el significado de la vida y de la eternidad, y por ello, no reconoce aun Dios tan cerca de él.
"Los malvados dijeron entre sí: «Tendamos una trampa al justo, veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si el justo es hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a humillación y tortura, para comprobar su resistencia y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte humillante, pues, según dice, Dios lo protegerá»".
SEGUNDA LECTURA: St 3, 16- 4, 3.
Él sigue examinando nuestra conciencia desde el amor y la sabiduría. Nos exhorta a purificar nuestro corazón y nuestra vida. Sólo así caminaremos en paz y con Dios.
"Queridos hermanos: Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y de constantes buenas obras. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las peleas entre ustedes? ¿No es precisamente de esas pasiones que luchan en su interior? Ustedes ambicionan, y no obtienen, matan y sienten envidia; pero no pueden conseguir nada y entonces combaten y hacen la guerra. No obtienen lo que quieren porque no se lo piden a Dios; y si se lo piden, no lo reciben, porque lo piden mal, pues lo quieren para derrocharlo en sus placeres"
LECTIO DIVINA: Mc 9, 30-37.

"En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará». Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutían por el camino?» Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que recibe a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado»".
PREGUNTAS:
¿ENTENDISTE EL MENSAJE? RESÚMELO.
¿CÓMO LO EXPONDRÍAS A LOS DEMÁS?
Ecl 4, 14: "Servirle a ella es servir a Dios santo; el Señor ama a los que la aman"
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