Fundado: 24-04-1904 Lima, 21-10-2012 / Año 108 - Nº 5637 - 4000 ejemplares


¡DIOS, SIENDO DIOS, ESTÁ AL SERVICIO!
En Jesucristo descubrimos esta gran verdad de Dios. Leemos en el Evangelio de San Juan: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea él no perezca, sino que tenga vida eterna... No lo envió para Juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él," (Jn 3,16-17). Y Jesús mismo presenta su documento de identidad: "No he venido a ser servido, sino a servir" (Mc 10,45). Parece imposible; pero la realidad es esa: Dios, siendo Dios, nos envía lo mejor que tiene, a su Hijo para salvarnos, restaurarnos, rehacer su imagen y semejanza pisoteada por el pecado de la humanidad. Es decir, se convierte en nuestro servidor. El salmista es el primero en llenarse de estupor cuando exclama: "Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas, que fijaste Tú, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que te cuides de él? Lo hiciste apenas inferior a un dios, coronándole de gloria, de esplendor: le hiciste señor de las obras de tus manos. Todo fue puesto por ti bajo sus pies..." (Sal 8,4-7). Ante esta actitud de Jesucristo, ¿es posible que nuestra soberbia sea de tal magnitud, que nos quedemos ciegos y QUERAMOS SER MÁS QUE DIOS buscando apasionadamente ser servidos y no servir? Para lograr ese fruto de vanidad, orgullo, soberbia, "patanería", "panudez", engreimiento, etc. empleamos de todo: la ley del más fuerte, la fuerza bruta, la ley de la selva, la ley del "más macho", de la PLATA (Poderoso caballero, don dinero). Más aún llegamos a manipular lo más sagrado con tal de ¡¡¡SER SERVIDOS!!!
En este contexto, las palabras de Jesús: "Quién quiera ser el primero, que sea el último"; "quien sea autoridad, que esté al servicio", suena a "trasnochado", a ultratumba, a "beodo", a desubicado, a estúpido, en este mundo de "los vivos".
Hoy en el Evangelio Jesús subraya lo valiosa, verdadera, sublime de esta actitud en quien ha recibido la dificilísima misión de ser autoridad, de mandar: ESTAR AL SERVICIO ¡PIÉNSALO, HERMANO!

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