¡ESTA CORRUPCIÓN ME ENFERMA!
Pareciera que esta conducta, reprochable de por sí, se quiere generalizar. Menos mal que existen grandes excepciones; pero desaparecen ante esta ola que quiere involucrar a muchos. Lamentablemente se los descubre en quienes están en el gran teatro de este mundo Si se trata de personajes ordinarios, pasaría desapercibido, sin dejar de ser repudiados. Pero, a los "corruptos" se los descubre entre los que están como cabezas, como guías, como maestros, como gobernantes de nuestro pueblo. Y ¿qué decir cuando esta situación se encuentra en nuestra amada Iglesia Católica y en la Vida Consagrada, que deben ser por esencia, referentes, ejemplos, prototipos, testimonios y guías de toda conducta moral para nuestra gente? Este modo de ser es el ESCANDALO. Puede abarcar muchos aspectos de la vida: familiar, académica, matrimonial, laboral, social, política, económica, religiosa. De todos modos estos escándalos se hacen más notorios cuando apuntan a la vida con los abortos, las violaciones, la pedofilia, la "plata", la "ladronería", etc.
El mensaje evangélico es muy elocuente y puntual. Pocas veces vemos reaccionar a Jesús de esta manera tan drástica. El escandaloso merece este trato: ¡"más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar!". Si escandalizan: tu mano, córtatela; si tu pie, córtatelo; si tu ojo, sácatelo. Más vale entrar manco, cojo y tuerto en el Cielo que completo en el infierno.
¡PIÉNSALO, HERMANO!
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