¡QUERAMOS, O NO, LA VIDA EMPIEZA Y ACABA!
Científicamente, todo lo que empieza,
acaba. El mundo apareció, sin precedentes. Lógicamente, ha tenido una causa que
lo ha producido. Que haya sido el "Bing Bang", o la "Partícula
de Dios" para la creación, "o, qué se yo"; lo importante es que
este universo-mundo existe y en él, LA VIDA. Sin
la vida NADA TIENE SENTIDO. Lo real:
Tenemos conciencia de nuestro "hábitat", gozamos de esta vida y
estamos en un punto del maravilloso mundo. ¿Por qué nos angustiamos si acabará
o no? Ya este "acabarse", sucede con nuestra muerte. Lo importante,
es vivir de acuerdo a los principios impulsores que los llevamos dentro: "Has el bien, no hagas el mal".
De esos principios brotan los derechos y deberes de los hombres. Estos, a su
vez, se especifican en los 10 mandamientos, primera Ley divina; y en las
Constituciones y Normas de los pueblos, como Leyes humanas. Todos son una ayuda
para regular nuestras relaciones con Dios y entre nosotros. Así, viviremos como
una gran familia, amándonos, comprendiéndonos, soportándonos, perdonándonos,
ayudándonos, compartiendo y siendo solidarios.
Quienes no acepten
esta realidad, caerán en la depresión-desesperación, pues sus anhelos internos,
con sabor a eternidad, no se cumplirán en este mundo. Desilusionados, muchos
acabarán con el suicidio. Otros, tildándose de "realistas", "objetivistas",
o, "con los pies en la tierra", se llamarán agnósticos: no pensarán en el pasado, pues, "ya fue"; ni
en el futuro, pues se lo ignoran. Sólo pensarán en el presente para VIVIRLO, GOZARLO y "SACARLE EL JUGO".
Al final, quedarán tan insatisfechos y desilusionados como los primeros. La
otra postura, es la de Jesús. Estamos aquí para construirlo como preámbulo y
preparación al verdadero Mundo-Reino, que conquistaremos después de la muerte.
El proceso es este. PARA ESTE MUNDO: empezamos en la
familia, bien protegidos, aprendiendo lo elemental. Luego pasamos al Colegio, a
los Institutos, a las Universidades, preparándonos
para esta vida. PARA LA
VIDA ETERNA , de la que provenimos y a la que deberemos
retornar, Jesús nos lo enseña: Con el ejercicio de las Obras de caridad, San Mateo
25, 31-46: "Tuve hambre y ME
diste de comer... Desnudo y ME
vestiste... enfermo y ME curaste...
sin casa y ME hospedaste... etc.
¿Por qué?
Porque, haciéndolo con el
"necesitado", lo hemos hecho con Jesús.
¡PIÉNSALO!
y ¡PRACTÍCALO!
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